United States or Australia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Las maromas rechinaban, los palos gemían en los agujeros que los aprisionaban y las velas se doblaban bajo el soplo de la brisa, inclinando las embarcaciones harto más de lo que desearan las señoras. El agua al dejar paso se rompía, produciendo un garganteo flautado que sonaba en la proa, deslizándose después por ambos costados con rumor de sedería que se despliega.

Cuando ha afirmado bien la plaza y habituado a la guarnición improvisada a pelear diariamente, como si fuera ésta una ocupación como cualquiera otra de la vida, vase al Brasil, se detiene en la Corte más tiempo que el que sus parciales desearan, y cuando Rosas esperaba verlo bajo la vigilancia de la policía imperial, sabe que está en Corrientes disciplinando seis mil hombres, que ha celebrado una alianza con el Paraguay, y más tarde llega a sus oídos que el Brasil ha invitado a la Francia y a la Inglaterra para tomar parte en la lucha; de manera que la cuestión entre la campaña pastora y las ciudades se ha convertido al fin en cuestión entre el manco matemático, el científico Paz y el gaucho bárbaro Rosas; entre la pampa por un lado, y Corrientes, el Paraguay, el Uruguay, el Brasil, la Inglaterra y la Francia por otro.

Y la devota señora, cuando Rafael por fiestas o vacaciones volvía a casa, cada vez más alto, con modales que a ella se le antojaban la quinta esencia de la distinción y vistiendo con arreglo al último figurín, se decía con una satisfacción de madre fea: Será un real mozo. Todas las chicas ricas de la ciudad le desearán. No habrá más que escoger.

Ya provenía de que el amo del café se portó cochinamente cobrando a la tertulia unas copas, que se habían roto al discutir las verdaderas causas de la muerte de Concha en Montemuru; ya, por fin, de un desmejoramiento progresivo e intolerable del género, razón por la cual desearan muchos estrenar los establecimientos nuevos o renovados.

17 Porque en vano se tenderá la red ante los ojos de toda ave; 21 clama en los principales lugares de concurso; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones: 22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los locos aborrecerán la ciencia? 23 Volveos a mi reprensión; he aquí yo os derramaré mi espíritu, y os haré saber mis palabras.

Y su tormento era como tormento de escorpión, cuando hiere al hombre. 6 Y en aquellos días buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos. 7 Y el parecer de las langostas era semejante a caballos aparejados para la guerra; y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro; y sus caras eran como caras de hombres.

Tengo entendido que, cualquiera que fuese la bondad de su carácter, cualquiera la facilidad con que se le podían acercar, altos o bajos, quienes desearan abordarlo, no fue, sin embargo, un hombre alegre. No podía serlo, puesto que tenía la obsesión de una triste idea, la idea de una misión dura y difícil, no solo para él, sino también para sus compatriotas.

10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. 11 Al fin miré yo todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

Y conforme avanzaba la corrida, la mayoría del público contagiábase del aburrimiento del espectáculo, y hasta los del tendido de sol, si no por repugnancia por fastidio, callaban, dejando que los lances en la arena se desarrollasen en medio de un tétrico silencio, como si desearan no provocar incidentes para que la lidia terminase cuanto antes.

Reanudando la ilación de los sucesos, como la guerra con España no empezaba cual por allá desearan, llamó el Rey á Pérez á la ciudad de Chauny, cerca de la Fere, cuyo cerco iba á poner, para consultarle el plan de campaña por la parte de Flandes. La marcha de los sucesos le tenía alarmado.