United States or Faroe Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con este propósito de la coz, hacía de tripas corazón; sin eso, no hubiera podido mantenerse en pie... Al fin pudo conseguirse bajarla de allá arriba, pero no costó poco que digamos. Fue necesario descolgarla en unas angarillas, con cuerdas y un gato.

Todo era darle a la llave para subir la mecha, con lo cual se ahumaba el tubo, o para bajarla, con lo que se quedaban todos de un mismo color. Pero sin acobardarse por la pestilencia del petróleo ni por la penumbra de su avara luz, seguían trabajando aquellas pobres chicas, sometidas a la ley de la necesidad, que obliga a comprar el pan de hoy con los ojos de mañana.

Escondido tras uno de los pilares vi descender de los coches y subir pausadamente a las personas que eran esperadas, y al mirar al diplomático, que cargaba en sus brazos a una mujer para bajarla del carruaje, reconocí a la monjita de Córdoba.

No hay joven poeta que no haya soñado alguna vez con enamorar a una monja y escalar las tapias de su convento en una noche de luna, tenerla entre sus brazos desmayada, bajarla por una escala de seda, montar con ella en brioso corcel y partir raudos como un relámpago al través de los campos, a gozar de su amor en lugar seguro.

Osado y libre, el español llevaba erguida su cabeza, sin bajarla por la presión de las circunstancias; aún no se había extinguido en su pecho el noble orgullo castellano, ni el sentimiento de la grandeza de su destino, y la historia de España del siglo XVII ofrece, á quien no cierra los ojos, abundantes ejemplos de la nobleza é independencia de este pueblo.

Levantáronse los duques y los reyes Minos y Radamanto, y todos juntos, con don Quijote y Sancho, fueron a recebir a Altisidora y a bajarla del túmulo; la cual, haciendo de la desmayada, se inclinó a los duques y a los reyes, y, mirando de través a don Quijote, le dijo: -Dios te lo perdone, desamorado caballero, pues por tu crueldad he estado en el otro mundo, a mi parecer, más de mil años; y a ti, ¡oh el más compasivo escudero que contiene el orbe!, te agradezco la vida que poseo.

Nadie diga que no es verdad, porque hay quien se ha puesto a contarlos: como cuarenta mil músculos tiene la trompa del elefante, la «proboscis», como dice la gente de libros: toda es de músculos, entretejidos como una red: unos están a la larga, de la nariz a la punta, y son para mover la trompa adonde el elefante quiere, y encogerla, enroscarla, subirla, bajarla, tenderla: otros son a lo ancho, y van de las canales a la piel, como los rayos de una rueda van del eje a la llanta: ésos son para apretar las canales o ensancharlas. ¿Qué no hace el elefante con su trompa?

Al pasar por cierta calle una voz irritada de mujer gritó desde un balcón: ¡Infames, ya las pagaréis todas en el infierno! Los soldados levantaron la cabeza y tornaron a bajarla, prosiguiendo silenciosamente su marcha, cuyo rumor acompasado infundía tristeza y miedo.

¡Vaya usted con Dios! dijo Rosa, meneando un pañuelo . ¡Más buen hombre! Ayer al despedirse de lloraba como un niño. ¡Qué lástima que no se quede en el lugar! Y se quedaría, si no fuera por esa loca de Gaviota, como le dice muy bien Momo. La comitiva había llegado a una colina, y empezó a bajarla.

De salud, bien. ¿Te vas resignando? le preguntó, siempre con la vista fija en el periódico y con un tono ligero que hirió vivamente a Miguel. No, señor contestó éste un poco picado. D. Bernardo se dignó levantar la vista hacia él manifestando sorpresa; tornó a bajarla y dijo en voz baja y cavernosa: Pues no adelantarás nada con atormentarte; hay que someterse a la voluntad de Dios.