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Aunque esta materia parece ajena de este papel, no es asi, y los lectores se convencerán de esta verdad, sabiendo que desde el arzobispo y tres obispos sufragáneos, hasta el último párroco, tienen todos una asignacion ó sueldo fijo, que cobran, como cualquier otro empleado del Gobierno, de las cajas de la hacienda nacional: por lo tanto si se fuese á tratar de sus facultades, jurisdiccion y atribuciones, seguramente que este no era el lugar mas á propósito para ello; pero cuando nada se va á decir sobre tales puntos, y únicamente se los va á considerar como unos partícipes que son en la distribucion de los caudales públicos, ninguna ocasion mas adecuada para tratar la materia que al concluir la 2.a parte de esta memoria, relativa toda ella á la hacienda nacional, y solicitar las correspondientes economías, como se han indicado en las demas clases.

Todas las iglesias tienen en el día, con corta diferencia, igual número de empleados, y los mismos gastos las de los pueblos chicos o pobres que las de los grandes o ricos; y me parece no debía ser así, sino a proporción de los posibles se debían arreglar los gastos; y para que así se verificase, y que las iglesias no estuviesen dependientes de los factores ni de otros para sus gastos, me parece que lo mejor sería señalar cinco por ciento de las utilidades de la factoría para gastos de la iglesia, lo que debería ser en los términos que se arreglase por los prelados eclesiásticos y vicepatrones reales en la forma que lo tuviesen por conveniente, teniéndose esta asignación como renta perteneciente a la fábrica de la iglesia.

Es, pues, de necesidad que la asignacion que el estado paga á los párrocos, sea igual en todas las Islas, y que nada se les pague en especie. Los indios deben ser libres en la venta de sus frutos como y cuando lo tengan por conveniente; cualquiera otra regla, sobre injusta, no puede menos de ser gravosa al erario.

El capitan jeneral fue desde luego el juez nato de esta renta, como superintendente jeneral subdelegado, y la única administracion se encargaba á un vecino de honradez y confianza, con solo la asignacion de un 25 por 100 sobre todo lo que recaudase. Este nombramiento se aprobaba por la oficina jeneral de Méjico, de donde dependia en todo.

Doña Paca y Frasquito, de tanto contener el aliento, hallábanse ya próximos a la asfixia. «Han decidido, mejor dicho, decidieron o decidimos... de esto hace dos meses... señalar a ustedes la cantidad mensual de cincuenta duros como asignación provisional, o si se quiere anticipo, hasta que determinemos la cifra exacta de la pensión. ¿Está comprendido?

Faltaba aún un cuarto de hora para la partida del tren, y yo empezaba a alarmarme por la noche que me esperaba en caso de que hubiera habido error en la asignación de las piezas. Perdón, señor dije en mi mal inglés; en este compartimento no hay más que dos camas, y yo tengo el billete de una de ellas. Como calculo que habrá error, sería bueno corregirlo antes de que el tren se ponga en marcha.

No hay motivo para escondites, y si deben manifestarse los antecedentes que desde mediados del siglo último han rejido el ramo, sin perjuicio, señores editores, de que vds. se sirvan ilustrar el punto; porque debiendo presidir la mas severa economía en la administracion de las rentas del estado, repugna la asignacion y consecuencias de sueldos fijos sobre escasos productos eventuales, y choca con el sistema de aquella administracion, que aun cuando erijida en tiempos mas felices siempre marchó bajo el carácter de eventual que la constituia, y nunca sus administradores gozaron, ni debieron gozar, otro sueldo que el tanto por ciento del rendimiento.

Abrí el balcón, y la vi alejarse por la acera opuesta en paso lento y con la cabeza baja. Mustafá la seguía cabizbajo también. Ella volverá, me dije: y cuando menos, la señora Adela vendrá por su asignación a fin de mes. Había en mi corazón algo que me hacía desear volverla a ver; y sin embargo aquel no qué vago, dulce íntimo, estaba muy lejos de ser amor. Y era más que caridad.

Este se creó el año 1595, por bula de Clemente VII, con la asignación de 4.000 pesos. El primer nombramiento que se hizo para ocupar dicha silla apostólica, recayó en Fray Francisco Ortega, de la orden de San Agustín, quien fué electo el año 1600, no llegando á posesionarse. En la actualidad gobierna la diócesis el Excmo. Sr. Fray Francisco Gainza, de la orden de Santo Domingo.

, por la asignación de Amparo, la interrumpí. Eso es. Abrí mi cartera y la di un billete de quinientos reales. No puedo devolver a usted lo que sobra, me dijo. Lo mismo es, la contesté. ¡Ah! ¡es usted muy generoso! Gracias en su nombre; que usted lo pase bien. Y se iba. Espere usted, la dije: tenemos que hablar.