Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de mayo de 2025
No sé por qué decís eso, amigo Velludo, si no es porque aquí hay un olor á muerto que vuelca. Yo creo que traéis ese olor metido en las narices, amigo Saltillo. Pronto hemos de ver si está ese olor aquí, ó si le traemos nosotros. ¿Está don Bernardino? Impaciente. Pues aún no han dado las doce. Es que el reloj de la honra adelanta siempre. Pues adelante. Adelante.
Creyó reconocer a don Pedro Valderrábano por las calzas de velludo amarillo y sus pantuflos con pieles. Cuatro valentones custodiaban la silla de don Enrique Dávila, tres de ellos con alabarda y rodela, el otro con hermosa ballesta incrustada de marfil.
Montiño y Saltillo se echaron á reir. ¿No decía yo que os íbais á divertir, alférez? dijo Montiño, parando un tajo de don Bernardino ; pues ya os habéis reído, y ahora veréis. ¿Qué hacéis ahí, don murciélago, puesto á la sombra? añadió, dirigiéndose al que el alférez había llamado Velludo. Y tras estas palabras le metió un cintarazo. Velludo dió un rugido, desnudó su espada, y se fué á Montiño.
Sentado en un amplio sillón de velludo carmesí, al lado de ancha ventana, el Cardenal de Portinaris estaba dictando su testamento. A la primera cláusula que contenía su profesión de Fe, había logrado dar un giro distinto del acostumbrado, de manera que a la par de un compendio de la Religión Católica resultaba un verdadero opúsculo literario.
Por lo pronto exclamó el alférez , ha acabado de maravillarme nuestro nuevo amigo, ¿sabéis que hace cosas que no las creyera si no las viese? ¡Ira de Dios y qué modo de tener la punta de la espada en todas partes, y de tener siempre las paradas donde hacía falta! ¡y cortas, vive Dios! ¡paradas de valiente! Es mucho mozo. Pero esta chica es mejor moza. ¡Ah! ¡os gusta á vos también, señor Velludo!
En el cuartito había unos veinte individuos; los más conspicuos del belarminismo y del antibelarminismo. Estaban entornadas las maderas del balcón, para que no se introdujese el ruido de la calle. Sentaron a Belarmino muy cerca de un gran cortinón de velludo, color oro viejo. Belarmino parecía sumido en completa insensibilidad, como amputado del mundo de las cosas vivas.
Para los ojos, todo era paz en el huerto conventual; para el oído, la querellosa algarabía de los gorriones vespertinos. Belarmino se sentaba al pie de las tapias y contemplaba las praderas, de velludo amarillento, que vahaban un aliento tenue y opalino. También él tenía un alma rasa y suave de pradera, esfumada en neblina.
En la descripcion de los indios, se supone ser grande como un asno, de la figura de un lobo marino, ó nutria monstruosa, con garras punteagudas y dientes fuertes, las piernas gruesas y cortas, la lana larga, muy velludo, con la cola larga con disminucion hasta la punta. Los españoles le describen de otro modo: con la cabeza larga, la nariz aguda, y recta como la de un lobo, y las orejas derechas.
Gracias á vuestra ligereza, á vuestros puños, á vuestra vista, á vuestra serenidad... pero vamos á otra cosa: ¿vos, señor Velludo, sentiríais mucho que esto se supiera? Yo me voy de Madrid. No por cierto; nosotros callaremos, pero vos habéis de contar la villanía obrada por don Bernardino, y la paliza que este caballero le ha dado. Pero don Bernardino se irá.
Mientras estaba lavándose, desnudo de la cintura arriba, don Fermín se acordaba de sus proezas en el juego de bolos, allá en la aldea, cuando aprovechaba vacaciones del seminario para ser medio salvaje corriendo por breñas y vericuetos; el mozo fuerte y velludo que tenía enfrente, en el espejo, le parecía un otro yo que se había perdido, que había quedado en los montes, desnudo, cubierto de pelo como el rey de Babilonia, pero libre, feliz.... Le asustaba tal espectáculo, le llevaba muy lejos de sus pensamientos de ahora, y se apresuró a vestirse.
Palabra del Dia
Otros Mirando