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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Veía ir y venir a las sombras de los marineros por la cubierta y sentía las pisadas de sus pies desnudos. Sonaron las tres en el reloj de la catedral de Bayona, y el patrón dio la orden de partir. Había seis hombres, cuatro marineros, el timonel y un grumete. Salimos llevados por la corriente del Adour, cruzamos por el Boucau, y al rayar el alba, a fuerza de remos, pasamos la barra.
Le llevaron de Liverpool a Amsterdam, y Zaldumbide lo rescató, pagando sus deudas y embarcándole en El Dragón. Allen era un buen muchacho, pero muy poco marino. Por más que yo intenté explicarle las maniobras, no pude. Miraba al mar como algo sin interés. Tenía espíritu de labrador. Otro hombre bueno en el fondo era Franz Nissen, el timonel. Hablaba muy poco, y nunca de su vida.
Formulado que fué el anterior juicio, me asaltó el deseo de saber si habría sido ó no exacto en dicha apreciación. ¿Conoces á ese indio que va en la balsa? dije al timonel. No conoce, señor. Pregunta si vive cerca, y de vivir próximo al río, díle si podríamos pasar la noche en su casa.
Van-Horn se había sentado en el puesto del timonel y Cornelio y Hans, ayudados por el muchacho pescador, habían izado el palo y desplegado la vela. ¿Adónde nos dirigimos, señor? preguntó el piloto al Capitán. Tratemos de llegar a la costa australiana, que es la más próxima.
El marino, sonriente, señaló con el pie una gruesa saeta clavada profundamente en un tablón á tres pasos de la cabeza de Roger. Pocos segundos después el timonel cayó de bruces y Roger vió en su espalda el asta ensangrentada de otra flecha.
En el ruido de las aguas al tragarse a Juanillo creyó oír éste un grito, palabras algo confusas; tal vez el viejo timonel que gritaba: «¡Hombre al agua!» Bajó mucho, ¡mucho! atolondrado por el golpe, por lo inesperado de la caída; pero antes de darse cuenta exacta de ello viose otra vez en la superficie del mar braceando, absorbiendo con furia el fresco viento... ¿Y la barca? No la vio ya.
Más de una vez ha escapado con los ricos galeones de Méjico a los garfios de esos malditos ingleses, que, no obstante, no tienen nada de tontos, ¡los herejes! y se persignó. Después, dirigiéndose, al timonel: No vayas contra el viento; orza, orza, torpe, y piensa en virar en redondo.
¡Bravo, Chim! dijo Tommy, y dió unas cuanlas volteretas y un magnífico salto mortal, seguido de Mary-Zancos, que había tomado al grumete por su protector. Fué haciéndose de día. El capitán nombró a Nissen teniente piloto, aunque acordó que siguiera de timonel hasta encontrar alguien que lo sustituyera. El nuevo capitán y el teniente fueron estudiando las medidas que había que tomar.
A las voces que le dió nuestro timonel, se incorporó lentamente y tras un largo esperezo y un no menos largo resoplido soñoliento, separó con la ayuda del tiquin su rústica embarcación, dejándonos paso en la corriente. He ahí, dije en mi interior, un ser que respira tranquilidad, salud y bienestar.
Lo que importa es ganar distancia, marchar en línea recta. El segundo, hábil timonel, obedeció al capitán. Tembló todo el casco á impulsos de una velocidad extraordinaria. La proa cortaba las aguas con un rumor creciente. El sumergible enemigo, al aumentar su volumen con la emersión, pareció, sin embargo, retroceder en el horizonte.
Palabra del Dia
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