Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de junio de 2025
Miss Gordon necesitaba diariamente el alimento espiritual de la música. Tenía un piano en su salón y un rimero de partituras que la acompañaban en sus viajes. Jaime sentábase junto a ella, frente al teclado, y procuraba seguirla como acompañante en las piezas que interpretaba, siempre del mismo autor, del dios, del único.
Además, los invitados habían empezado á bailar en los salones y el pianista golpeaba rudamente el teclado. Unas palabras confusas llegaron hasta él. La pareja del gabinete levantaba el tono de su conversación á causa del ruido. Tal vez las emociones de su diálogo les hacían olvidar también toda reserva. Reconoció la voz de Fontenoy. ¿Para qué frases dramáticas?... Tú no eres capaz de eso.
Hasay, entre las sombras de la noche, arrancaba triste y melancólica la humilde siempreviva, fiel emblema de la amargura. Cuando los blancos dedos de Lola recorrían el teclado, arrancaban bulliciosos allegros; cuando los de Hasay se posaban en el marfil, solo producían tiernos nocturnos. A la una la animaba el genio de Strauss, á la otra la tierna inspiración de Beethoven.
Como no aprendí la pieza de memoria, y este papel no es el mío.... Voy a tocar otra cosa. Y echando atrás la cabeza y a Baltasar una mirada fugaz, arrancó del teclado los primeros compases de mimosa habanera.
Doña Sol ponía los dedos en el teclado, mientras sus ojos vagaban en lo alto, echando la cabeza atrás, temblándole el firme pecho con los suspiros musicales. Era la plegaria de Elsa, el lamento de la virgen rubia pensando en el hombre fuerte, el bello guerrero, invencible para los hombres y dulce y tímido con las mujeres.
Esto no planteaba ningún problema de importancia en los primeros años, cuando el intercambio de archivos electrónicos se limitaba esencialmente a Norteamérica. Pero el plurilingüismo pronto se convierte en una necesidad vital. Su página presenta un breve historial de cada idioma con sus características, su sistema de escritura, su mapa de caracteres y la configuración del teclado en dicho idioma.
Aún se reía el público disimuladamente del tenor suprasensible, cuando la atención general tuvo que volverse a contemplar la hermosura de Serafina, que con la mirada humilde, exhalando modestia, además de muy buenos y delicados olores, llegaba, vestida de negro, con gran cola, enseñando los blanquísimos hombros y las primorosas curvas del seno, al pie de la plataforma, donde el presidente del Casino la aguardaba para darle el brazo, subir con ella las dos gradas que la separaban del piano, y dejarla, previa una gran inclinación de cabeza, junto a Minghetti, que, de frac y corbata de etiqueta, paseaba los blancos dedos, de uñas sonrosadas, por el amarillento teclado, haciendo prodigios de elegante habilidad por aquellas octavas adelante.
Después, en la soledad de su casita, todo lo hallaba más cómodo y risueño; y al poner sus manos sobre el teclado del piano, le arrancaba del fondo notas de una vibración como jamás había arrancado de aquellas fibras de acero.
Es indudable: se necesita nacer con un organismo musical para distinguir en los tintes del estilo las obras de los poetas clásicos del sonido. ¡Con qué solemne majestad traducía a Beethoven! ¡Qué ligereza elegante y delicada adquiría su mano para bordar sobre el teclado uno de esos tejidos aéreos de Mozart, tan tenues como los hilos invisibles con que dirigía su carro la reina Mah!
Las dificultades son inmensas: nuestro teclado, con sus ± 250 teclas, deja ver sus insuficiencias siempre que es necesario digitalizar Katakana o Hiragana japoneses, y aún peor con el chino. La gran variedad de los sistemas de escritura por el mundo y el número de caracteres que abarcan constituyen un freno potente.
Palabra del Dia
Otros Mirando