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Actualizado: 22 de julio de 2025


El Mahdí pudo más que él, y dicen que Gordon ha muerto, o lo tiene preso el Mahdí. Mucha gente anda por África. Hay un Chaillu que escribió un libro sobre el mono gorila que anda en dos pies, y pelea a palos con los viajeros que lo quisieren cazar. Livingstone viajó sin miedo por lo más salvaje de África, con su mujer.

El hotel estaba próximo a la estación, y el ruido de camiones, coches y tranvías enervaba a la inglesa, haciéndola cerrar las ventanas. La dama de compañía quedábase en su cuarto, satisfecha de verse libre de aquel chaparrón musical, cuyas delicias no podían compararse con las de hacer una buena labor de punto de Irlanda. Miss Gordon, sola con el español, le trataba como una maestra.

En 2000, Raymond Gordon Jr. es el tercer editor del Ethnologue y produce la 15a edición . Paul Lewis es el cuarto editor, responsable de la supervisión general, con Conrad Hurd como director de las operaciones y de las bases de datos, y Raymond Gordon para dirigir un equipo de editores regionales y de investigadores para familias lingüísticas específicas.

En el hotel que habitaba en Munich encontró a miss Mary Gordon, a la que había visto antes en el teatro de Wagner. Era una inglesa alta, esbelta, de pocas y finas carnes; un cuerpo de gimnasta, en el que los deportes habían contenido las amenas redondeces femeniles, dándola un aspecto juvenil, sano y asexual de bello muchacho.

En 30 de Enero de 1774 salió de las Dunas, creyéndose que iba á Boston en América, el navío de S. M., nombrado el Endeavour, su comandante el teniente Jaime Gordon: pero al llegar á Lizard, punta occidental de este reino, abrió el comandante su pliego en el que halló la órden de que sin pérdida de tiempo navegase en derechura á las islas de Falkland, aunque no tenia entonces mas provisiones que para cuatro meses.

Miss Gordon necesitaba diariamente el alimento espiritual de la música. Tenía un piano en su salón y un rimero de partituras que la acompañaban en sus viajes. Jaime sentábase junto a ella, frente al teclado, y procuraba seguirla como acompañante en las piezas que interpretaba, siempre del mismo autor, del dios, del único.

Miss Mary Gordon, rubia idealista, hija del gobernador de un archipiélago inglés de Oceanía, que viajaba por Europa sin otro acompañamiento que el de una doméstica, le había conocido un verano en un hotel de Munich, y ella fue la que, impresionada, dio los primeros pasos. El español era, según la miss, un vivo retrato de Wagner joven.

Luego indicó con sus ojos a la inglesa, que permanecía tiesa y grave durante esta ceremonia, sin la cual ninguna joven bien nacida puede cruzar su palabra con un hombre: «Miss Gordon, doctora de la Universidad de MelbourneLa miss alargó su manecita enguantada de blanco y sacudió con una rudeza gimnástica la diestra de Febrer. Sólo entonces se decidió a hablar.

En esas guerras dicen que murió un inglés muy valiente, aquel «Gordon el chino», que no era chino, sino muy blanco y de ojos muy azules, pero tenía el apodo de chino, porque en China hizo muchas heroicidades, y aquietó a la gente revuelta con el cariño más que con el poder; que fue lo que hizo en el Sudán, donde vivía solo entre los negros del país, como su gobernador, y se les ponía delante a regañarlos como a hijos, sin más armas que sus ojos azules, cuando lo atacaban con las lanzas y las azagayas, o se echaba a llorar de piedad por los negros cuando en la soledad de la noche los veía de lejos hacerse señas, para juntarse en el monte, a ver cómo atacarían a los hombres blancos.

En cuyo cumplimiento envió el teniente Gordon sus carpinteros á tierra para deshacer el navío Pinguin, y embarcar en el Endeavour todo lo que pudiese aprovecharse de él, como las ancoras, cables, velas, y demas municiones y pertrechos; lo que se ejecutó hasta cargar el Endeavour, poniendo el resto en diferentes almacenes, y dejando varias láminas con la inscripcion siguiente.

Palabra del Dia

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