United States or Greece ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Ha perseguido Rosas la educación pública y hostilizado y cerrado los colegios, la Universidad y expulsado a los jesuítas? No importa; centenares de alumnos argentinos cuentan en su seno los colegios de Francia, Chile, Brasil, Norteamérica, Inglaterra y aun España.

De este modo, el favor más grande que la Providencia depara a un pueblo, el gaucho argentino lo desdeña, viendo en él más bien un obstáculo opuesto a sus movimientos que el medio más poderoso de facilitarlos; de este modo la fuente del engrandecimiento de las naciones: lo que hizo la celebridad remotísima del Egipto, lo que engrandeció a Holanda y es la causa del rápido desenvolvimiento de Norteamérica; la navegación de los ríos o la canalización, es un elemento muerto, inexplotado por el habitante de las márgenes del Bermejo, Pilcomayo, Paraná, Paraguay y Uruguay.

En Norteamérica las márgenes del Mississipí y de sus afluentes se han cubierto en menos de diez años no sólo de populosas y grandes ciudades, sino de Estados nuevos que han entrado a formar parte de la Unión; y el Mississipí no es más aventajado que el Paraná; ni el Ohío, el Illinois y el Arkansas recorren territorios más feraces ni comarcas más extensas que las del Pilcomayo, el Bermejo, el Paraguay y tantos grandes ríos que la Providencia ha colocado entre nosotros para marcarnos el camino que han de seguir más tarde las nuevas poblaciones que formarán la Unión argentina.

Porque él ha perseguido el nombre europeo, y hostilizado la inmigración de extranjeros, el nuevo Gobierno establecerá grandes asociaciones para introducir población y distribuirla en territorios feraces a orillas de los inmensos ríos, y en veinte años sucederá lo que en Norteamérica ha sucedido en igual tiempo: que se han levantado como por encanto ciudades, provincias y Estados en los desiertos en que poco antes pacían manadas de bisontes salvajes; porque la República Argentina se halla hoy en la situación del Senado romano que, por decreto, mandaba levantar de una vez quinientas ciudades, y las ciudades se levantan a su voz.

En toda la América fueron los mismos, nacidos del mismo origen, a saber: el movimiento de las ideas europeas. La América obraba así porque así obran todos los pueblos. Los libros, los acontecimientos, todo llevaba a la América a asociarse a la impulsión que a la Francia habían dado Norteamérica y sus propios escritores; a la España, la Francia y sus libros.

Una sociedad de agricultura publicaba ya sus trabajos y se preparaba a ensayar el cultivo del añil y de la cochinilla. A Salta se habían traído de Europa y Norteamérica talleres y artífices para tejidos de lana, paños abatanados, jergones para alfombras y tafiletes, de todo lo que ya se había alcanzado resultados satisfactorios.

De Europa emigran anualmente medio millón de hombres por lo menos, que, poseyendo una industria o un oficio, salen a buscar fortuna y se fijan donde haya tierra que poseer. Hasta el año 1840 esta inmigración se dirigía principalmente a Norteamérica, que se ha cubierto de ciudades magníficas y llenado de una inmensa población a merced de la inmigración.

Estas no son quimeras, pues basta quererlo y que haya un Gobierno menos brutal que el presente para conseguirlo. El año 1835 emigraron a Norteamérica 500.650 almas; ¿por qué no emigrarían a la República Argentina 100.000 por año si la horrible fama de Rosas no los amedrantase?

No siendo ésta la verdad, indiquele como causa que habiéndome criado en una provincia apartada y formándome sin estudios ordenados, la lengua de los conquistadores había debido conservarse allí más tiempo sin alteraciones sensibles, lo que corroboraba yo con muchos hechos, y aceptaba él como plausible, bien así como los ingleses insulares de hoy han hallado en Norteamérica locuciones que atraía Johnson y no conserva Webster en su Diccionario.

Tal ha sido a veces la manía de emigrar, que poblaciones enteras de Alemania se han transportado a Norteamérica con sus alcaldes, curas, maestros de escuela, etc. Pero al fin ha sucedido que en las ciudades de las costas el aumento de población ha hecho la vida tan difícil como en Europa, y los emigrados han encontrado allí el malestar y la miseria de que venían huyendo.