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La creciente inmigración china en Filipinas, está siendo en la actualidad objeto de grandes controversias, pues mientras hay pesimistas que creen que todos los males que se desarrollan en aquellas islas son de origen chínico, hay otros optimistas que sostienen que todas las cargas y obligaciones de aquel tesoro, las levanta el espíritu mercantil del hijo del Celeste Imperio; y puesto que estamos frente á este problema, vamos á decir algo por nuestra cuenta.

Se han importado árboles de todas partes del mundo, que han sido plantados en terrenos de poco valor, y son hoy una fuente de producción muy apreciable. El gobierno estimula la inmigración y al efecto distribuye publicaciones descriptivas del país y de sus ventajas, y dicta leyes favorables a este objeto.

Nos vestíamos con tejidos domésticos; matábamos los animales para aprovechar únicamente el cuero y el sebo, dejando la carne a los caranchos; cultivábamos la tierra para las necesidades de casa nada más... Después vinieron los buenos tiempos de la exportación y de la inmigración, y dos y dos tampoco fueron cuatro.

La creciente inmigración europea en Filipinas que en pos de lleva todas las necesidades y superfluidades de Occidente; el conocimiento de aquellas por los naturales; el apreciarlas comparándolas con las suyas tan sencillas como primitivas, fueron causas más que suficientes para operarse la radical revolución que de pocos años á esta parte se viene observando en la manera de ser de aquellos pueblos.

El tío Traga-santos cerró por dentro la puerta de la ermita, reforzándola con los bancos y oyendo á la irritada muchedumbre gritar: «¡Cerquemos la ermita de paja y leña y peguémosle fuego, para que muera achicharrado en ella ese hipócrita y pastelero tío Traga-santos!»; el pobre tío Traga-santos cogió la preciosa imagen de San Isidro, y saltando por la ventana de la trasera con felicidad tan milagrosa, que nadie le vió, ni se hicieron él ni el Santo el menor daño, logró salir á la vega á la luz del fuego que devoraba el hermoso edificio levantado por él sobre un montón de gloriosas ruinas, á costa de tanto amor y trabajo, y tomó el camino de la inmigración al compás de las maldiciones é improperios del vulgo, cuyo amor había creído alcanzar con el ten-con-ten, ó lo que es lo mismo, procurando complacer á todos, sin ocurrírsele que sólo se debe complacer al que lo merece.

Un nuevo factor, y de otra especie, fue introducido después; digo uno porque sólo al influjo de éste han sido posibles los demás, no siendo viables en pueblos ignorantes y retrógrados la inmigración europea, la prensa libre, los ferrocarriles, los telégrafos, etc., etc.

Nuestra educación política está consumada. Todas las cuestiones sociales, ventiladas; federación, unidad, libertad de cultos, inmigración, navegación de los ríos, poderes políticos, libertad, tiranía, todo se ha dicho entre nosotros, todo nos ha costado torrentes de sangre.

El Uruguay fué uno de los primeros países sudamericanos que juntó con los nuevos proyectos de ferrocarril el principio de fomentar la inmigración concediendo terrenos a los lados de la línea, y los resultados satisfactorios no se han hecho esperar. En una construcción proyectada se traerán colonos y se les proveerá de terrenos, casas, enseres y útiles de labranza.

Pero el elemento principal de orden y moralización que la República Argentina cuenta hoy es la inmigración europea, que de suyo, y en despecho de la falta de seguridad que le ofrece, se agolpa de día en día en el Plata, y si hubiera un Gobierno capaz de dirigir su movimiento, bastaría por sola a sanar en diez años no más todas las heridas que han hecho a la patria los bandidos, desde Facundo hasta Rosas, que la han dominado.

¿Hemos de cerrar voluntariamente la puerta a la inmigración europea que llama con golpes repetidos para poblar nuestros desiertos, y hacernos a la sombra de nuestro pabellón, pueblo innumerable como las arenas del mar? ¿Hemos de dejar, ilusorios y vanos, los sueños de desenvolvimiento, de poder y de gloria, con que nos han mecido desde la infancia los pronósticos que con envidia nos dirigen los que en Europa estudian las necesidades de la humanidad?