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Actualizado: 1 de junio de 2025
Las horas de devocion se sucedian mas á menudo que en la citada provincia; y como ya se dijo, las penitencias corporales iban de par con el fanatismo; de lo que se infiere que los Jesuitas debieron ser mucho mas rígidos para las prácticas religiosas en sus misiones de Moxos.
Al pie del balcón se sucedían de hora en hora los músicos ambulantes, cantando voluptuosas barcarolas y serenatas de amor. ¡Y ella no vino! El segundo día fué de plata y desesperación.
El aspecto de las montañas, el ruido de los torrentes, el silencio del monasterio, la religión grande y majestuosa, los religiosos humildes y penitentes, el tiempo despreciado, y la eternidad siempre presente, debían de hacer nacer bajo la pluma de los huéspedes que se sucedían en la augusta morada, altos pensamientos y delicadas expresiones.
»Yo decía: «Sí, Dios mío, me marcharé con él, me marcharé». Momentos de alegría loca sucedían a otros de tristeza más negra que el purgatorio. Glorias e infiernos se sucedían rápidamente unos tras otros dentro de mi pecho. Dudaba, deseaba y temía, hasta que un día dije: «Sé que me condenaré, pero no me importa condenarme...», y después me ponía a llorar pensando en la deshonra de mi familia.
Las campanas dijeron algo a Isidora, y entró a oír misa en San Luis, en cuya escalerilla se estrujaba la gente. Dentro, las misas sucedían a las misas, y los fieles se dividían en tandas. Unos se marchaban cuando otros caían de rodillas. Allí se persignaba una tanda entera, aquí se ponía en pie otra, y las campanillas, anunciando los diversos actos del sacrificio, sonaban sin interrupción.
Todo contribuia á seducir á los madrileños: los toros, los mil primores del Real sitio, el placer casi fantástico que produce el vuelo en ferrocarril, y aún la novedad de convertir á Aranjuez en el Versalles de Madrid. Los trenes se sucedian y los asientos no alcanzaban.
A los árboles frutales, el alto almendro y la chaparra higuera de amplia copa, sucedían las sabinas y los pinos retorcidos por los vientos de la costa. Al detenerse Febrer un instante y mirar atrás, vio a sus pies Can Mallorquí como unos dados blancos escapados del cubilete de una roca vecina al mar. En la cúspide de esta roca erguíase como un agarrador la torre del Pirata.
Pero se notaba en su mutismo algo que hacía recordar la doctrina de Popito acerca de la armonía entre los dos sexos. Se sucedían con rapidez las noticias de Balmuff. Las transmisiones aéreas hacían vibrar el espacio incesantemente, y cada media hora descendía una máquina voladora sobre el palacio del gobierno, viniendo de los últimos confines del mundo conocido.
39. Cuando sucedian estas cosas con menos felicidad en los límites de los Portugueses, se esparcian en las ciudades de los Españoles nuevas amenazas y nuevas mentiras. En 28 de Febrero habia llegado el navio llamado la Aurora, y tomó puerto, dando noticia del obstinado
Y todo esto lo hacía el buen señor, excepto lo de las limosnas, en verdad sea dicho, sin darse de ello la menor cuenta. No reflexionaba ni estudiaba aquello que veía, porque los cuadros y las impresiones se sucedían con la rapidez del pensamiento. Estas eran siempre por el campo, donde cada día buscaba un paisaje distinto y al antojo de su poética fantasía.
Palabra del Dia
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