Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 27 de junio de 2025


Y no se entienda que condene yo el prurito, que es natural e invencible, ni menos el resultado, que, si no llega a ser provechoso, es sin duda, o puede ser, ya divertido, ya interesante. ¿Y cómo condenarlos sin condenarme yo mismo, que me he metido también a curandero escribiendo o dictando modestamente algunas recetas?

« Hágase la voluntad de Dios ha seguido Eulalia , pero que El no permita que pueda usted condenarme sin oírme. ¡Si usted supiera lo que he sufrido yo! ¿Me vio usted cuando con los ojos llenos de lágrimas espiaba sus últimos pasos cuando usted marchó al destierro? ¿Presenció usted las largas veladas que pasé ocupada en gemir y en pensar en usted? ¿Me vio usted, en fin ¡y por qué no moriría aquel día!

Presumo, pues, o que no entiendes o que entiendes lo contrario de lo que dices para mi consuelo, y para atenuar la crueldad de la burla que me hiciste. Es falsedad, es sofisma lo que sostienes. Si no debo condenarme porque mis crímenes han sido soñados, tampoco debo glorificarme si también han sido soñadas mis proezas.

Le repito que he escrito ya al ministro y no tiene usted derecho a condenarme sin saber en qué sentido lo hice... ¿Por qué motivo no me concede usted su confianza y me niega los días de plazo que le pido? ¿Por qué? replicó Simón, dejándose llevar por el ardor juvenil que no podía ya contener.

Pues bien, en este momento te digo que te quiero con toda mi alma..., hasta dar por ti la vida con gusto..., pero si el amor que te tengo se multiplicase por mil y no cupiese en este mundo, lo ahogaría, lo apagaría como se apaga una luz..., de un soplo, y me quedaría toda la vida en tinieblas antes que prestarme a tal villanía... ¡Qué digo!... Si el mismo Dios bajase a proponérmela y me amenazase con las penas eternas del infierno, la rechazaría... Preferiría condenarme con los leales a salvarme con los traidores.

Torturado por el sufrimiento, murmuró: Es locura, locura, ¡yo debería condenarme a evitarla, a no verla más! Y ocultó la cara entre sus manos. Cuando levantó la cabeza, las persianas estaban cerradas. A su alrededor, ahora, todo aparecía bajo un aspecto prosaico, desesperante.

Estoy, pues, aquí a solas con mi conciencia para juzgarme y condenarme yo mismo. »Reconozco que he sido injusto y cruel; he herido sin compasión dos corazones puros, generosos y que me aman. He causado un desmayo de pena a mi hija, criatura tan delicada que basta un soplo para hacerla caer al suelo.

Real y verdaderamente os digo, señores que me oís, que a me pareció todo lo que aquí ha pasado que pasaba al pie de la letra: que Melisendra era Melisendra, don Gaiferos don Gaiferos, Marsilio Marsilio, y Carlomagno Carlomagno: por eso se me alteró la cólera, y, por cumplir con mi profesión de caballero andante, quise dar ayuda y favor a los que huían, y con este buen propósito hice lo que habéis visto; si me ha salido al revés, no es culpa mía, sino de los malos que me persiguen; y, con todo esto, deste mi yerro, aunque no ha procedido de malicia, quiero yo mismo condenarme en costas: vea maese Pedro lo que quiere por las figuras deshechas, que yo me ofrezco a pagárselo luego, en buena y corriente moneda castellana.

¡No, no quiero callarme! ¡No puedo!... ¡Le amo, soy suya! ¡Cállese! la ordené una vez más. ¡No, no quiero callarme! ¡Le amo, y a ti te odio y te desprecio! ¡ me has hecho tanto mal, que tengo derecho de desquitarme por fin! ¡Nadie puede condenarme!... ¡Cállate!... la intimé por tercera vez. ¡No, no puedo callarme! Aunque me condenen, ¿qué me importa?

»Yo decía: «, Dios mío, me marcharé con él, me marcharé». Momentos de alegría loca sucedían a otros de tristeza más negra que el purgatorio. Glorias e infiernos se sucedían rápidamente unos tras otros dentro de mi pecho. Dudaba, deseaba y temía, hasta que un día dije: « que me condenaré, pero no me importa condenarme...», y después me ponía a llorar pensando en la deshonra de mi familia.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando