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Actualizado: 1 de junio de 2025


Cuando don Modesto, aturdido por los gritos de la disputa que hemos referido, vio que las carcajadas sucedían a la explosión de cólera, gracias a la fea y ridícula figura de Momo, de quien sólo el lápiz de Cruikshank, el célebre dibujante inglés de caricaturas, podría dar cabal idea, aprovechó aquella ocasión para escurrirse, sin ser sentido, de aquel campo de batalla.

Pasmado Itobad, como era su costumbre, de las desgracias que á un hombre como él sucedian, no hizo resistencia á Zadig, que muy á su sabor le quitó su magnífico yelmo, su soberbia coraza, sus hermosos braceletes, sus lucidas escarcelas, y así armado fué á postrarse á las plantas de Astarte.

Guardad... guardad de nuevo esa cruz; llevadla de mi parte á don Juan, y decidle que venga á verme para recibir la cédula real. En este negocio habéis andado torpe... ¡Señor! ¡me sucedían tales cosas! Veamos si habéis hecho otro encargo mío. Os una carta para la madre Misericordia... Y la contestación está aquí... dijo con suma viveza Montiño , la tengo en el bolsillo desde ayer.

Si ante él sucedían tales cosas, a la mesa por ejemplo, Julián torcía la cara, haciéndose el distraído, o alzaba el vaso para beber, o fingía atender a los perros, que husmeaban por allí. Le asaltaba entonces un escrúpulo, de ésos que se quiebran de sutiles.

Los fogonazos se sucedían sin interrupción; un segundo contrabandista cayó, y se oían ya las voces de mando de los aduaneros. El espanto del fraile había llegado al límite; se arrastró hasta la orilla del mar, y allí, arrodillado en el agua, gritó al gitano con el acento del más profundo terror. ¡Sálvame, sálvame! ¡Y el fraile lloraba!

En medio de los bulliciosos placeres de las fiestas y bailes que en el castillo se sucedían, pasaba ella como una sombra, indiferente, helada, y algunas veces hasta irritada. Su ironía atacaba con inconcebible amargura, tan pronto á los puros goces del espíritu, á los que proporcionan la contemplación y el estudio, como á los más nobles é inviolables sentimientos.

Tiene razón; le gusta el sol... Gaspar trabajará por los dos y será feliz como cuatro... Y no lo siento, al contrario... Mujeres que trabajen hay muchas, y no por eso son más hermosas; ¡pero mujeres que amen! ¡Qué suerte si se encuentra una! ¡Qué suerte! Así razonaba el buen hombre, y los días, las semanas, los meses se sucedían esperando la próxima vuelta de Gaspar.

Lloraba; lloraba silenciosamente, sin estremecimientos ni hipos de dolor, como si su llanto fuese una función natural largamente contrariada. Por fin se abría paso la desesperación, adormecida toda la tarde, engañada por los momentos de olvido voluptuoso. Y las lágrimas sucedían a las lágrimas, trazando luminosas tortuosidades sobre el fondo mate de su cutis.

Algunos minutos después el bramido se oyó más distinto y más cercano; el tigre venía ya sobre el rastro, y solo a una larga distancia se divisaba un pequeño algarrobo. Era preciso apretar el paso, correr, en fin, porque los bramidos se sucedían con más frecuencia, y el último era más distinto, más vibrante que el que le precedía.

En ella habia quatro mozos de Marsella, cinco clérigos napolitanos, y dos frayles de Corfú, que nos aseguráron que casi todos los dias sucedian aventuras como las nuestras.

Palabra del Dia

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