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Actualizado: 23 de julio de 2025


Abrióle el señor Longinos, y miró y remiró la sortija. Muy rico es quien ha mandado montar este diamante dijo con una entonación particular el platero. En efecto, es grandemente rico; pero no se trata de eso. El valor de esa joya, ¿á cuánto ascenderá? ¿Queréis venderla? Os pregunto que cuánto vale esa joya.

Hagamos, hagamos primero ese rizo dijo la reina ; le guardarás y no se usará de él si no quieres. Pero hagámosle. Doña Clara ató aquel magnífico ramal de cabellos, haciendo con él una ancha sortija, y la presentó á la reina. Bien dijo Margarita de Austria ; ahora sujétale con este lazo. Doña Clara obedeció.

Nuestra conferencia terminó bastante tarde y pasé a las habitaciones de la Princesa. Se mostró algo pensativa, pero al despedirnos me abrazó cariñosamente, a la vez que deslizó una sortija en mi dedo. Usaba yo el anillo del Rey, pero tenía puesto también uno más pequeño, de oro liso, con la leyenda de las armas de mi familia: Nil Quæ Feci.

Cuando más adelante libra á Alfonso de grave peligro de muerte, se lisonjea de haber conseguido la realización de su más ardiente deseo: logra una sortija que ha de servirle de señal para rescatar al conde de Saldaña; apresúrase á encaminarse con ella á la cárcel; estrecha entre sus brazos á su padre, á quien deseaba conocer tanto tiempo hacía, y lo besa con ardor; pero permanece en la más absoluta inmovilidad, sin responder á sus apasionadas caricias, y sus miembros parecen yertos é inflexibles.

O a veces, cuando está trabajando cosas de números, o poniendo un libro sueco en español, la ve venir, venir despacio, como en una nube, y se le sienta al lado, le quita la pluma, para que repose un poco, le da un beso en la frente, le tira de la barba rubia, le esconde el tintero: es sueño no más, no más que sueño, como esos que se tienen sin dormir, en que ve uno vestidos muy bonitos, o un caballo vivo de cola muy larga, o un cochecito con cuatro chivos blancos, o una sortija con la piedra azul: sueño es no más, pero dice el padre que es como si lo hubiera visto, y que después tiene más fuerza y escribe mejor.

Los caballeros de la ciudad, por complacer a don Antonio y por agasajar a don Quijote y dar lugar a que descubriese sus sandeces, ordenaron de correr sortija de allí a seis días; que no tuvo efecto por la ocasión que se dirá adelante.

Recado de la señora del hotel. Paseo á pié. Extravagancias de una cosa que en Paris se llama gusto civilizado. Sueldo francés. Calcetines. Sortija. Chaleco. Pipa. Sombrero de paja. Programa. Rótulos. Cocina francesa. Fin del dia. Me desperté á las siete de la mañana, sentí un grande amargor de boca, y no pude menos de atribuirlo al restaurant Champeaux.

Era esta mujer colosal, a lo ancho más aún que a lo alto; parecíase a tosca estatua labrada para ser vista de lejos. Su cara enorme, circuida por colgante papada, tenía palidez serosa. Calzaba zapatillas de hombre y usaba una sortija, de tamaño masculino también, en el dedo meñique.

¡Ah, excelentísimo señor! exclamó el alcalde inclinándose hasta el suelo y apreciando al mismo tiempo, por el tacto, que la sortija tenía una gruesa piedra. Si alguien tiene noticia de que me habéis encontrado, os pesará. Descuide, descuide vuecencia, que no lo sabrá nadie. Quedad, alcalde, con Dios. Dios vaya con vuecencia. El duque se alejó y el alcalde permaneció por algunos segundos inmóvil.

Regalábale a menudo, unas veces con un bastón, otras con un alfiler de corbata, otras con alguna sortija de poco precio, y el día que cumplió los trece años le compró reloj de plata con cadena de doublé.

Palabra del Dia

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