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Actualizado: 23 de julio de 2025
Le abrió, y encontró quince doblones de oro de la cruz, una rica sortija y una cadena de diamantes. La duquesa lo adivinó todo.
Viejas de mala catadura cruzaban de aquí para allá, llevando en la mano alguna sortija o joyel; se acercaban a éste o al otro corro de beldades enveladas, o entraban en una o en otra casa, dando una cita, entregando un billete, recibiendo una flor de amoroso significado, sin que el Argos más celoso pudiera advertir ni sorprender su misión misteriosa.
Veía al Pituso como si lo hubiera parido, y se había acostumbrado tanto a la idea de poseerlo, que se indignaba de que su suegra no pensase lo mismo que ella. Juntose Rafaela con su ama en la casa de Benigna, y helas aquí por la calle de Toledo abajo. Llevaban plata menuda para repartir a los pobres, y algunas chucherías, entre ellas la sortija que la señorita había prometido a Adoración.
Un sombrero de superior calidad es tan suave y flexible que puede doblarse y llevarse en el bolsillo sin sufrir ningún daño, y algunos de estos sombreros pueden enrollarse y pasarse por una sortija de tamaño ordinario.
Quenoveva palideció y se ruborizó de alegría al recibir la sortija; respecto a los juguetes, Urbistondo opinó que para el primer día bastaba con que los chicos los vieran únicamente; si no, los iban a romper. Me despedí de Urbistondo y de su familia, y Mary y yo nos dirigimos a Lúzaro por el Izarra.
Dentro de su casa disponen la mesa bien servida y aseada, en ella se sientan las mujeres juntamente con sus maridos y se portan con sobriedad, y los curas van a casa de los corregidores a bendecirles la mesa. A la tarde corren sortija en la plaza, dando premios al que la lleva, y a la noche se repiten los bailes y menguas.
Díjome que acaso, pasando por una calle de la ciudad a la hora de medio día, una señora muy hermosa le llamó desde una ventana, los ojos llenos de lágrimas, y que con mucha priesa le dijo: ''Hermano: si sois cristiano, como parecéis, por amor de Dios os ruego que encaminéis luego luego esta carta al lugar y a la persona que dice el sobrescrito, que todo es bien conocido, y en ello haréis un gran servicio a nuestro Señor; y, para que no os falte comodidad de poderlo hacer, tomad lo que va en este pañuelo''. ''Y, diciendo esto, me arrojó por la ventana un pañuelo, donde venían atados cien reales y esta sortija de oro que aquí traigo, con esa carta que os he dado.
Antes de entrar en ella, sacó á bulto de uno de los anchos bolsillos de sus gregüescos uno de los estuches más pequeños, y le abrió. Contenía una gruesa sortija de oro con un grueso diamante. Puede que valga esta joya... pediré mil doblones, y ya veremos.
Estos peros habían hecho una devanadera de la cabeza de Juan Montiño. No podía tener duda de que aquel brazalete era una prenda real, que había quedado por un acaso en su mano, al desasir de ella violentamente su brazo la tapada; ¿por qué la tapada llevaba aquel brazalete si no era la reina? y si era la reina, ¿por qué le había dejado voluntariamente otra prenda, la sortija?
Y la sortija pasaba entre las manos de las mujeres, admirándola éstas con exclamaciones de entusiasmo. Sólo Carmen hizo una mueca al verla. «Sí; muy bonita.» Y la pasó a su cuñada con presteza, como si le quemase las manos. Después de esta corrida empezó para Gallardo la temporada de los viajes. Tenía más ajustes que en ninguno de los años anteriores.
Palabra del Dia
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