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Todo lo que hay de civilizado en la ciudad está bloqueado por allí, proscripto afuera, y el que osara mostrarse con levita, por ejemplo, y montado en silla inglesa, atraería sobre las burlas y las agresiones brutales de los campesinos. Estudiemos ahora la fisonomía exterior de las extensas campiñas que rodean las ciudades y penetremos en la vida interior de sus habitantes.

La verdad es que si la civilización era lo que creía don Matías Cepeda: tener un almacén de cacao y de azúcar y otro almacén de chistes y de frasecitas, yo no llevaba camino de civilizado. A veces me daban ganas de dar un puntapié a aquella gente, que después de todo no me servía para nada, y mandar a paseo a don Matías, a su mujer, a la niña y a todos sus amigos y amigas.

No hay un país civilizado, en ámbos continentes, donde no se vea la tienda del laborioso Catalan, repleta de los mas variados artículos españoles. El habitante de Cataluña considera su país como una nacion. Jamas dice: soy Español, sino: soy Catalan.

¡Ah!, no repuso ella con cierta coquetería . ¿Lo dices porque me he civilizado algo? ¡Quia!, no lo creas: yo no me civilizo, ni quiero; soy siempre pueblo; quiero ser como antes, como cuando me echaste el lazo y me cogiste.

A Rosas, además, debe la República Argentina en estos últimos años haber llenado de su nombre, de sus luchas y de la discusión de sus intereses el mundo civilizado y puéstola en contacto más inmediato con la Europa, forzando a sus sabios y a sus políticos a contraerse a estudiar este mundo trasatlántico, que tan importante papel está llamado a figurar en el mundo futuro.

Sin duda a Nietzsche hubo de sucederle algo parecido. «Opinan algunos fisiólogos alemanes, dice Gener, que la contusión que recibiera al caerse del caballo enfrente de la capital del mundo civilizado, fue, como la caída de San Pablo en el camino de Damasco, el origen de su inspiración y de su genio.

Protegerlos, ayudarles a eludir las leyes indeclinables de la Naturaleza es indigno de un hombre civilizado, y mucho más de quien como él se dedicaba al estudio de la ciencia positiva. El que deba vivir que viva; el que deba caer que caiga. De aquí su remordimiento y tristeza. Y lo que más le avergonzaba era que, viendo comer a aquel desgraciado con apetito voraz, había llorado de ternura.

Ese es, hijo mío, uno de los lados más obscuros de la naturaleza humana, un resto de bestialidad que subsiste en nuestro mundo civilizado.

Palabras así bastan para encubrir la más espantosa y larga serie de crímenes que ha visto el siglo XIX. ¡Rosas!, ¡Rosas!, ¡Rosas!, ¡me prosterno y humillo ante tu poderosa inteligencia! ¡Sois grande como el Plata, como los Andes! ¡Sólo has comprendido cuán despreciable es la especie humana, sus libertades, su ciencia y su orgullo! ¡Pisoteadla!; ¡que todos los Gobiernos del mundo civilizado te acatarán a medida que seas más insolente! ¡Pisoteadla!; ¡que no te faltarán perros fieles que, recogiendo el mendrugo que les tiras, vayan a derramar su sangre en los campos de batalla o a ostentar en el pecho vuestra marca colorada por todas las capitales americanas! ¡Pisoteadla!, ¡oh!, ¡; pisoteadla!...

Imagine cada cual lo que se le antoje: ponga en la hundida Atlántida, en las regiones hiperbóreas, más allá de las Montañas Rifeas, y hasta en la Lemuria, si le parece bien, un foco primitivo de civilización; lo cierto, lo demostrado es que la civilización más antigua es la de Egipto. Hace cerca de seis mil años que el Egipto está civilizado.