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Puede suceder que la acción reguladora de los bosques y el empleo de las aguas del torrente en el riego de las altas huertas, no fuera suficiente para prevenir las repentinas crecidas por lluvias torrenciales; pero hay otros recursos para evitar este peligro. El valle no es igualmente ancho en toda su longitud.

Dependía el ser bien o mal recibida de la racha de humor con que a Doña Paca cogía en el momento de entrar. Aquella tarde, por desgracia, la pobre señora rondeña se hallaba en una de sus más violentas crisis de irritabilidad nerviosa. Su genio tenía erupciones repentinas, a veces determinadas por cualquier contrariedad insignificante, a veces por misterios del organismo difíciles de apreciar.

Si no la dije inmediatamente fue porque todavía no comprendía nada: no oía las preguntas que me hacían, contestaba a ellas mecánicamente, como en sueños. Pero después, cuando usted me arrojó a la cara la acusación, yo me sublevé. Todavía era esa mi condición. Mi pensamiento, mis sentimientos, obedecían ciegamente a esa clase de reacciones repentinas. Acusado por usted, me defendí.

Las avenidas de este rio son tan rápidas y repentinas, que, aunque se oigan á mucha distancia el golpeo y ruido que hacen entre bocas y peñas, apenas da lugar á las mugeres para bajar sus tiendas, y cargar su bagaje, ni á los indios para asegurarse y pasar sus ganados á las montañas.

La descripción que se hace de la conducta del demonio, por una parte, predicando el amor de Dios y haciendo milagros para terminar cuanto antes la misión fatal que se le ha ordenado; las frases obscuras é incomprensibles, con que expresa su repugnancia á llenarla, y el éxito extraordinario de sus obras, contrarias á su propio interés; los medios de que se vale para mitigar algún tanto su dolor, atormentando á los demás monjes, y asustándolos con sus apariciones repentinas cuando creen que está más lejos de ellos; y por último, su regreso á los infiernos después de ejecutar en todo los mandatos divinos, todo esto, repetimos, es de una gracia y de un ingenio incomparable.

Buscó subterfugios para no confesar aquello, se engañó a misma, y el Magistral sólo supo que Ana vivía de hecho separada de su marido, quo ad thorum, por lo que toca al tálamo, no por reyerta, ni causa alguna vergonzosa, sino por falta de iniciativa en el esposo y de amor en ella. , esto lo confesó Ana, ella no amaba a su don Víctor como una mujer debe amar al hombre que escogió, o le escogieron, por compañero; otra cosa había: ella sentía, más y más cada vez, gritos formidables de la naturaleza, que la arrastraban a no sabía qué abismos obscuros, donde no quería caer; sentía tristezas profundas, caprichosas; ternura sin objeto conocido; ansiedades inefables; sequedades del ánimo repentinas, agrias y espinosas, y todo ello la volvía loca, tenía miedo no sabía a qué, y buscaba el amparo de la religión para luchar con los peligros de aquel estado. Esto fue todo lo que pudo saber el Magistral sobre el particular; nada de acusaciones concretas.

Estos señores tenían á mano la juventud del país y no necesitaban exponer sus capitales en el otro mundo. Igual fracaso le acompañaba cuando, con repentinas muestras de cariño, quería convencer á don Marcelo de que tres mil francos al mes son una miseria.

El capitán era hombre de poco dormir, al menos de noche. De día solía echar siestas repentinas y fantásticas donde menos pudiera imaginarse, en el establo cuando iba á inspeccionar el ganado, en la iglesia oyendo misa, y hasta montado á caballo cuando recorría los caminos pedregosos del concejo.

La señora dijo, hablando con la marquesa es la madre... De mi hija, , señor respondió la marquesa. Rita lanzó una de sus carcajadas repentinas. Barón dijo la condesa, cuyo sofá estaba cerca de la mesa del juego , ¿sois aficionado a la música?

Al fin paró en lo que paran generalmente estas predilecciones repentinas, en leerle un par de folletos manuscritos que pensaba dar muy pronto a la imprenta. El uno se titulaba Ensayo para una patología administrativa; el otro era una Terapéutica del comercio.