United States or Lithuania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Por cierta reserva, por súbitas reacciones, por múltiples reticencias, que lentamente relajaban vínculos sin romperlos, se comprendía que con extrema delicadeza, ponía empeño en desatar lazos que la familiaridad de nuestras costumbres había apretado demasiado.

Mas esta operación no se efectuaba sin las violentas conmociones y sacudidas que se observan en el seno de la naturaleza, sin las acciones y reacciones a que da origen toda fermentación.

Abrevio: una tarde, y por una de esas reacciones inexplicables con que los organismos envenenados lanzan en explosión sus reservas de defensa los morfinómanos las conocen bien! sentí todo el profundo goce que había, no en mi cocaína, sino en aquel cuerpo de diez y ocho años, admirablemente hecho para ser deseado.

En cuanto al origen de las sales que la mineralizan, aun cuando no podamos partir de base sólida por carecer de datos geológicos y topográficos, podemos admitir que sean probablemente producto de la disgregación de rocas feldespáticas y de la descomposición de algunas piritas que encontraría á su paso el agua auxiliada por su elevada temperatura que reconocería por causa, ya la inmediata radiación del calor del volcán ya la notable profundidad de donde provendría el agua, ó las violentas reacciones químicas que encontraría y provocaría á su paso.

La vegetación que cubre nuestro globo, los fenómenos de la vida que experimentamos en nosotros mismos y en esa muchedumbre de animales que nos rodean, ¿no han menester de un continuo movimiento de la materia, de un flujo y reflujo por decirlo así, de acciones y reacciones que los cuerpos ejercen los unos sobre los otros, en la realidad ó en la apariencia?

Alternativamente psicólogo y pintor, su inspiración irá del sujeto al objeto, y viceversa, ora alambicando la germinación y crecimiento de nuestra vida sentimental, ora estudiando las impresiones que el mundo exterior determina en los individuos, y las reacciones amables ó perversas que en éstos produce, según su educación y temperamento.

No despuntaba por valentón, y sus temores instintivos se aumentaban en la casa solariega, que le producía nuevamente la dolorosa impresión de los primeros días. Su temperamento linfático no poseía el secreto de ciertas saludables reacciones, con las cuales se desecha todo vano miedo, todo fantasma de la imaginación.

Sus reacciones eran fugaces; tenía a la mano los recursos para anularlas y a ellos se acogía porque nunca le traicionaban ni le mentían, mientras crecía en su espíritu el convencimiento de ser víctima de la indiferencia y del egoísmo de todos los que deberían rodearle solícitos para brindarle consuelos que le negaron, goces que le usurpaban y energías que le habían robado, para concluir pensando: ya nadie se interesa por ... nadie me reclama con sinceridad, como si yo les incomodara... nadie me da un consejo realmente honesto y digno de ser aceptado... ¡nadie me escribe, siquiera., sino por forma!...

Si un batallón mallorquín recibía orden de marchar a España en caso de guerra, los soldados se amotinaban, salían del cuartel y saqueaban «la calle». Cuando las reacciones sucedían en España a las revoluciones, los realistas, para celebrar su triunfo, asaltaban las platerías de los chuetas, se apoderaban de sus riquezas y hacían hogueras con los muebles, arrojando a las llamas hasta los crucifijos... ¡Crucifijos de antiguo judío, que forzosamente habían de ser falsos!

Quería él defender las instituciones y sus principios contra las reacciones de la monarquía y contra los impacientes de la república, cuyas aspiraciones habían de empezar a cumplirse después de la revolución de julio de 1830 y la de febrero de 1848, cuya hora no había sonado aún con el toque de rebato de aquellas dos ya expresadas revoluciones. Nos encontramos a fines de otoño del año 1829.