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Clara no quiso acostarse y se estuvo hasta las primeras horas de la madrugada con su tía Eugenia, que dormía poco y vivía cada vez más miserable bajo un constante terror de todas las calamidades posibles e imaginables; unas veces de los grandes agentes físicos, el aire, el fuego, el agua, otras de los organismos microscópicos, bacilos, microbios, etc.

Los primeros choques en Bélgica y en el Este, media docena de batallas, habían bastado para producir estas ruinas físicas, en las que aparecía la belleza varonil con los más horribles ultrajes... Estos organismos que se empeñaban tenazmente en subsistir, paseando bajo el sol sus renacientes energías, sólo representaban una exigua parte de la gran siega de la muerte.

Era una cadena infinita de evoluciones, de formas abortadas y de organismos triunfantes por la selección, hasta llegar al hombre, que, por un esfuerzo supremo de la materia que encierra su cráneo, sale de la bestialidad, se despoja de la envoltura animal de sus antecesores, a los que hace sus esclavos, y reina sobre el planeta. Nada quedó en Gabriel de sus antiguos ideales.

Entraron en este nirvana burgués cuando los ferrocarriles eran menos aún que las diligencias, cuando la humanidad soñaba á la luz del petróleo, cuando un despacho telegráfico representaba un suceso culminante en una vida.... Y de pronto, el miedo á la invasión alemana, que suprime un pueblo en unas cuantas horas, les ha impulsado á huir de una vivienda que era á modo de una secreción de sus organismos.

Una de las propiedades que caracterizaban á la joven condesa era el pasar fácilmente del pesar á la alegría. Su naturaleza sana y equilibrada rechazaba el dolor, como los organismos rechazan siempre los cuerpos extraños.

Creemos pensar por cuenta propia, y en las circunvoluciones de nuestro cerebro se agita una fuerza que ha vivido en otros organismos, semejante a la savia del injerto que lleva la energía desde los árboles seculares y moribundos a las plantaciones nuevas.

Necesitaba ser ofensivo para vivir; inspirar respeto á los monstruos devoradores, especialmente á los pulpos, que buscaban la presa de su busto y sus patas peludas, asomadas por la locomoción fuera de la torre. Una anémona de mar venía á fijarse en la cúspide calcárea: á veces llegaban á ser cinco ó seis. Ninguna relación corporal existía entre el paguro y los organismos de arriba.

La isla, risueña e indolente en mitad de la encrucijada de los grandes caminos que llevan a África y América, parecían contemplar impasible este movimiento de la navegación mundial, mientras proporcionaba por unas horas el alimento negro del carbón a los organismos humeantes, que llegaban y partían sin conocerla; festoneada en su costa por una áspera flota de chumberas y pitas; guardando tras las volcánicas montañas de su litoral el secreto de sus ocultos valles tropicales; escalando el cielo con una sucesión de cumbres sobre las cuales flotaban las blancas vedijas de las nubes, y ostentando sobre esta masa de vellones el pico del Teide, un casquete cónico estriado de nieves, que era como la borla o botón de este inmenso solideo de tierra emergido del Océano.

Contemplando el vaivén de las aguas y arrullado por su murmullo, debió sentir el hombre que nacía en él algo nuevo y poderoso: un alma. ¡El mar!... Los organismos misteriosos que lo pueblan también vivían, como los de tierra, sometidos a la tiranía del medio, inmóviles en su primitiva existencia, repitiéndose a través de los siglos, como si fuesen siempre el mismo ser.

En su masa densa y poco visible para el ojo humano flotaban los sifonóforos, guirnaldas de individuos unidos por un hilo transparente, frágiles, delicados y luminosos como cristales de Bohemia. Otros organismos igualmente sutiles tenían la forma de pequeños torpedos de vidrio.