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El enfermo, en su delirio, empezó a sentirse agobiado por la densidad y el número de estos seres blancos y huesosos, de negros alvéolos y maligna risa, armazones de una vida desaparecida que se empeñaban tenazmente en subsistir, llenándolo todo. Eran tantos, ¡tantos!... Imposible moverse.

Por lo mismo, quería él vencer allí para que vieran. Había de ser en el salón amarillo, en el célebre salón amarillo. ¿Qué sabía Vetusta de estas cosas? Tan mujer era la Regenta como las demás; ¿por qué se empeñaban todos en imaginarla invulnerable? ¿Qué blindaje llevaba en el corazón? ¿Con qué unto singular, milagroso, hacía incombustible la carne flaca aquella hembra?

Dieron orden de que cada cual entrara en su celda, y así se cumplió, costando gran trabajo encerrar á algunas camorristas, que se empeñaban en alborotar y hacer el coco. Resultaron de este tumulto bastantes heridos, que aún están en el hospital de sangre, ó sea Fe de erratas del Diccionario. Han determinado congregarse de nuevo para examinar los medios de imponerse á la gente de letras.

Don Álvaro quería que el ateo volviese al Casino, hacía falta aquel refuerzo a los que se empeñaban en deshonrar al Magistral. Foja y Joaquinito Orgaz, que capitaneaban la partida de los murmuradores, propusieron a don Álvaro que fuera una comisión a buscar a don Pompeyo para restituirlo al Casino, «de donde nunca debió haber salido». Se celebraría la restauración de Guimarán con una buena cena.

El ganado mugía, se agitaba tropezándose á menudo. Las terneras se empeñaban en mamar á sus madres; los criados las arrancaban prontamente de la teta. El capitán, en medio, acariciando el testuz de las vacas, tomándolas por los cuernos ó pasándoles la palma de la mano por el lomo, gozaba más en aquel instante que César en medio de sus legiones victoriosas.

Ni en el mes de Agosto entraba en el suyo sin ponerse gabán. Sus hijas se empeñaban en anticipar la estación porque aún no hacía calor, ¿verdad? Yo, que sudaba por todos los poros, convine con él en que más bien hacía fresco, y con esta respuesta le confirmé, al parecer, en la idea que había concebido de retirarse.

Y á mas de las escuelas humanas habia la del Hombre-Dios, la Iglesia de Jesucristo, que entre sus dogmas sobrenaturales conservaba tambien las verdades naturales, que esfuerzos insensatos se empeñaban en hacer olvidar. Invencion con respecto á Dios, al espíritu humano, y á la moral, no la hay; todo lo que se diga de verdad, estaba dicho ya.

Todos se empeñaban en que se apeasen y descansasen un rato, pero no lo consiguieron, porque el señor conde les dijo que, faltando tan poco para descansar de una vez, no había necesidad. Y en eso creo que tenía razón. Á estas horas ya están de seguro en la Segada.

Los primeros choques en Bélgica y en el Este, media docena de batallas, habían bastado para producir estas ruinas físicas, en las que aparecía la belleza varonil con los más horribles ultrajes... Estos organismos que se empeñaban tenazmente en subsistir, paseando bajo el sol sus renacientes energías, sólo representaban una exigua parte de la gran siega de la muerte.

Y con el valor del que está en su casa, amenazaban y despedían á unos, dejaban entrar á otros, concediéndoles su protección según les habían tratado en las sangrientas y accidentadas peregrinaciones por el camino de la escuela.... ¡Pillos! Hasta los había que se empeñaban en entrar después de haber sido de la riña en la que el pobre Pascualet cayó en la acequia, pillando su enfermedad mortal.