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Actualizado: 22 de junio de 2025
Se escogieron las cinco, cuyos dueños, que estaban presentes aceptaron sin objeción alguna, y acto seguido se procedió á nombrar director de escena, director de magia y director compositor.
Punto como lo era el paseo del Arenal de amplitud y gran concurrencia, cuando los días de la invasión francesa, lo escogieron las autoridades imperiales para llevar á cabo no pocos espectáculos públicos, con los que procuraban distraer al pueblo.
No es fácil decir el contento y júbilo que de esta resolución recibieron los indios, rebosándoles á los ojos la alegría del corazón en tiernas lágrimas de consuelo que derramaban, y festejando con ademanes y ceremonias propias suyas aquella determinación; y por estar tan flacos que apenas se podían tener en pie por el reciente contagio, pusieron luego por obra lo que habían prometido, y el último día del año escogieron sitio para fabricar iglesia, donde enarbolando una gran cruz y estando todos arrodillados en tierra, entonó el Padre las letanías de Nuestra Señora, consagrando de esta manera aquella provincia que había de ser tan fiel á Dios Nuestro Señor y tan devota de su Santísima Madre.
Escogieron los Chiriguanás para su habitación este país, habrá como cosa de dos siglos, abandonando el nativo del Guayrá, y me parece no será fuera de propósito referir aquí la causa de esta mudanza.
Donde quiera se destacan, sobre colinas revueltas de lava petrificada, castillos estupendos de titánico aspecto, Bastillas seculares de la feudalidad casi muerta en el mundo, pero todavía muy resistentes en Alemania; ó ruinas monstruosas y sombrías, pero imponentes aún, osamentas destrozadas de diez generaciones de tiranos y bandidos nobles, petrificadas sobre el lecho volcánico que los propietarios escogieron en armonía con su terrible mision.
Admirado quedó el canónigo de oír la mezcla que don Quijote hacía de verdades y mentiras, y de ver la noticia que tenía de todas aquellas cosas tocantes y concernientes a los hechos de su andante caballería; y así, le respondió: -No puedo yo negar, señor don Quijote, que no sea verdad algo de lo que vuestra merced ha dicho, especialmente en lo que toca a los caballeros andantes españoles; y, asimesmo, quiero conceder que hubo Doce Pares de Francia, pero no quiero creer que hicieron todas aquellas cosas que el arzobispo Turpín dellos escribe; porque la verdad dello es que fueron caballeros escogidos por los reyes de Francia, a quien llamaron pares por ser todos iguales en valor, en calidad y en valentía; a lo menos, si no lo eran, era razón que lo fuesen y era como una religión de las que ahora se usan de Santiago o de Calatrava, que se presupone que los que la profesan han de ser, o deben ser, caballeros valerosos, valientes y bien nacidos; y, como ahora dicen caballero de San Juan, o de Alcántara, decían en aquel tiempo caballero de los Doce Pares, porque no fueron doce iguales los que para esta religión militar se escogieron.
La tertulia de Genara fue el centro donde las aspiraciones de aquella gente lista empezaron a tomar cuerpo. Allí fue precisándose el sistema y haciéndose práctico. Allí se establecieron relaciones que no habían de romperse sino con la muerte y se conocieron y se escogieron, digámoslo así, los hombres. Los jóvenes tomaron de los viejos el saber astuto y estos de aquellos el desenfado y el vigor.
24 Por cuanto llamé, y no quisisteis; extendí mi mano, y no hubo quien escuchase; 28 Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán; 29 por cuanto aborrecieron el conocimiento, y no escogieron el temor del SE
Buscó subterfugios para no confesar aquello, se engañó a sí misma, y el Magistral sólo supo que Ana vivía de hecho separada de su marido, quo ad thorum, por lo que toca al tálamo, no por reyerta, ni causa alguna vergonzosa, sino por falta de iniciativa en el esposo y de amor en ella. Sí, esto lo confesó Ana, ella no amaba a su don Víctor como una mujer debe amar al hombre que escogió, o le escogieron, por compañero; otra cosa había: ella sentía, más y más cada vez, gritos formidables de la naturaleza, que la arrastraban a no sabía qué abismos obscuros, donde no quería caer; sentía tristezas profundas, caprichosas; ternura sin objeto conocido; ansiedades inefables; sequedades del ánimo repentinas, agrias y espinosas, y todo ello la volvía loca, tenía miedo no sabía a qué, y buscaba el amparo de la religión para luchar con los peligros de aquel estado. Esto fue todo lo que pudo saber el Magistral sobre el particular; nada de acusaciones concretas.
Al romper el alba habían salido del lugar, no todos los hombres que se brindaron a ello, porque hubieran sido demasiados, sino los que se escogieron por más a propósito por su robustez y por su experiencia: cosa de una docena de ellos en junto.
Palabra del Dia
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