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Actualizado: 20 de julio de 2025
A pesar de haber prescindido de este tocado solemne, sospechó que podía ofrecer un aspecto algo ridículo al verse en el automóvil, sentado junto al príncipe, con su larga levita y las dos cajas de pistolas sobre las rodillas. El carruaje se detuvo en el bulevar de los Molinos, frente á la casa del médico.
El médico, mientras tanto, miraba afuera por la puerta del salón, con cierta extrañeza, casi con escándalo, fijando luego sus ojos en el coronel. Al fin le llamó aparte. ¿Aquel teniente era el que iba á batirse con el príncipe?... Lo conocía; un amigo suyo, médico militar, le había hablado de él como de un caso asombroso de vitalidad.
26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a puestas del sol se lo volverás; 28 No maldecirás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo. 29 No dilatarás la primicia de tu cosecha, ni de tu licor, me darás el primogénito de tus hijos. 1 No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.
Os engañáis: él me ha obligado á traerle; si no le hubiera traído... es un niño muy adelantado á su edad. Lope de Vega escribió su primera comedia á los doce años; el príncipe don Felipe, ha tenido su primera querida á los siete.... Vió á doña Ana en un coliseo, y concibió por ella una verdadera pasión; pasión de niño, pero que tiene ya la impureza del hombre.
Y este es el momento de advertir a usted que bien habría podido ser un poco más hábil. ¿Cómo ha podido usted esperar nunca que yo creyera en esa fábula de la última explicación entre los tres? ¿Y era tampoco creíble que el Príncipe, que había vuelto al lado de la Condesa, según usted quería darme a entender, para separarse de ella definitivamente, tardara tanto en hacerle esa declaración?
Los domingos y fiestas pasaba largas horas aquí, en San Luis, arrodillada hasta que le faltaban las fuerzas... Y esa era la observación que yo quería hacer a usted: que es por demás increíble cómo, con tanta fe, ha podido hacer lo que ha hecho. El Príncipe no hablaba.
El vasto edificio estaba sumido en el más profundo silencio, pues toda la servidumbre se había retirado a descansar, y sólo podía oírse el rasguear de la pluma sobre el papel. Larga fué la carta que escribió el Príncipe, y bastante tiempo tomó en leerla y hacerle algunas correcciones.
En el Museo Imperial de Viena hay otro lienzo que representa al mismo Príncipe pasados tres o cuatro años con traje de terciopelo negro bordado de plata, y ferreruelo: esta junto a una mesa cubierta de tapete rojo, donde tiene el sombrero, y la figura destaca sobre fondo gris. «Esta obra dice Beruete es en conjunto maravillosa, pero lo más admirable de ella es el prodigioso modelado del rostro pálido, iluminado de frente, y la expresión de la fisonomía, donde se lee el carácter de aquel niño universalmente querido, cuya prematura muerte ejerció funesto influjo en el destino de España.»
Mantiene una alta majestad en el argumento que sigue, que, si es de santo, le ennoblece las virtudes; si es de príncipe, le enciende á las más heróicas acciones; si es de particular, le purifica los afectos. Cuando escribe de santo, le ilustra el trono; cuando de príncipe, le enciende el ánimo; cuando de particular, le purifica el afecto.
Nunca pone tanta ternura en su voz como al decir: «¡Pobrecito mío!...» El príncipe hizo un gesto de aceptación. ¡Sea en buena hora! Pero volvió inmediatamente á lo que le interesaba.
Palabra del Dia
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