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Actualizado: 23 de octubre de 2025


"De eso pierda, señor, cuidado, le dije yo, que maldito aquel que ninguno tiene de pedirme esa cuenta ni yo de dalla." "Agora, pues, come, pecador; que, si a Dios place, presto nos veremos sin necesidad. Aunque te digo que, después que en esta casa entré, nunca bien me ha ido. Debe ser de mal suelo; que hay casas desdichadas y de mal pie, que a los que viven en ellas pegan la desdicha.

Dio dos o tres vueltas alrededor de su cuarto caminando muy de prisa; después se detuvo, golpeó el suelo con el pie jurando. ¡Eh, bien! Tanto peor exclamó. ¡Tanto peor para ella! Soy libre y hago lo que me place. Conocía yo todos los matices del espíritu de Oliverio; era raro que el despecho llegara en él hasta la exasperación de la cólera.

Desde ahora ofrezco un cirio de dos libras á mi santo patrón. ¡Si supieras lo que es pudrirse aquí la sangre, entre cuatro paredes, para un soldado como yo! Vengan en buenhora aquellos tiempos en que teníamos franceses que matar y saetazos que dar y recibir, sin hablar de lo que siempre se gana y se divide con los amigos. Qué me place verte tan bien dispuesto, repuso Simón.

Entendía Juan Pablo que esto de ir corriéndola de mundo en mundo después que uno se muere es muy aceptable; pero lo del periespíritu no lo tragaba, ni la guasa de que vengan Sócrates y Cervantes a ponerse de cháchara con nosotros cuando nos place. Vamos; esto es para bobos.

Candish, muy á su gusto á dar carena Se mete en la bahia, que le place, Sin temer de que cosa le pena, Refresco toma, y agua y leña hace. Su gente de dolor quita y agena, Con la ocasion presente se rehace, Y en la primera al viento vela dando, La costa de la China va bojando.

Haremos una revolución, destronaremos a Alberto, y le daremos á usted la corona de Mónaco. Puede casarse, si le place, con la hija de un emperador: el dinero lo arregla todo. Nosotros lo tenemos, usted lo tiene... ¡He dicho que no! Lo que yo deseo es entrar en el Casino para hacerlo quebrar y llevarme las llaves. Esta amenaza le arrancó la suprema concesión.

El demonio entra y sale por ella cuando le place. No importa: una Salomé le hechizó, una virgen le salvará. Esperad dijo después, y tomando de encima del altar un estoque de plata, dirigiole la punta hacia los ojos. El mancebo sintió un soplo glacial en la frente. Os confesaréis de toda vuestra vida sin hablar palabra de , pena de perdición agregó entonces el mago, dejando el acero.

BENITO. Esta ¡cuerpo del mundo! que es figura hermosa, apacible y reluciente. Sobrino Repollo, que sabes de achaque de castañetas, ayúdala y será la fiesta de cuatro capas. SOBRINO. Que me place, tío Benito Repollo. CAPACHO. ¡Toma mi abuelo, si es antiguo el baile de la Zarabanda y de la Chacona!

¡Ah! ¿sois vos, señor Juan? que me place; y ya que no nos hemos sangrado, alégrome de que hayamos acariciado nuestras espadas para daros un consejo: lo de tajos y reveses á la cabeza, dejadlo á los colchoneros, que sirven bien para la lana, y aficionáos á las estocadas; de sólo deciros que de los instrumentos de filo, sólo uso la lengua. ¿Pero qué hacéis aquí? Espero.

Al principio la divertí no dando a mis palabras más valor que el de lamentaciones de un estudiante a quien el colegio aburre; pero como tenía la firme voluntad de ser escuchado seriamente, puesto que en serio hablaba yo y como también estaba seguro de que sería creído si me empeñaba, le dije: «Señora, si le place dar a mis palabras el valor de una súplica, sea; si no ellas serán expresión de una pena de la cual no volverá a oír hablarMe dio dos golpecitos con el abanico con objeto de interrumpirme, sin duda; pero nada más tenía que decirle, y para no desmentirme abandoné el baile en seguida.

Palabra del Dia

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