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Actualizado: 8 de junio de 2025
Llevada á feliz término esta obra de caridad y de elocuencia se subió al columpio. Mientras Velázquez iba de grupo en grupo haciendo penar á mocitas y casadas con sus palabras, humildes y desdeñosas á un tiempo, y el atractivo de su elegancia, Manolo Uceda se había acercado al de Soledad y María-Manuela. Quiso entablar conversación aparte con la primera, pero no pudo conseguirlo.
Cuando tras tanto penar llegas, cubierto de gloria, á gozar de la victoria al amor de nuestro hogar, dime: ¿Qué negro pesar turba, hermano, tu alegría? ¿Qué negra melancolía te entristece á nuestro lado? ¡Ay, Julián! ¡Que me ha olvidado la mujer que yo quería!
Mal nace quien nace para penar. Penárais más á mi lado; escorpión nací... hortiga crezco... hiel lloro... ponzoña respiro. Maldición debo de tener encima, que si escribo muelo, si obro rajo... donde piso no nace hierba. Pidiera á Dios razones, si Dios con su lengua muda no me las diera, y paciencia si ya no tuviera callos en el alma.
Desde las lueñes playas de la América virgen volvió el de Luzmela los ojos al pajarraco agorero, y le ahuyentó de un manotazo en el aire con enojo violento; en seguida buscó la mirada de la niña y encontró en ella una singular expresión dolorosa, como sólo recordaba haberla visto igual en los ojos de otra criatura: de aquella triste pecadora que murió del dolor de haber pecado.... ¿De dónde había sacado Carmen aquel secreto penar que se le declaraba en los ojos?
652 Al fin la misericordia de Dios nos quiso amparar; es preciso soportar los trabajos con constancia: alcanzamos a una estancia después de tanto penar. 653 ¡Ah! mesmo me despedí de mi infeliz compañera: "Me voy", le dije, "ande quiera, aunque me agarre el Gobierno, pues, infierno por infierno prefiero el de la frontera."
Nadie quiere penar; todos creen merecer. Ninguno acepta su misión fatal e ineludible, ni se resigna a cumplirla. Imaginan que la vida debe ser la felicidad, cuando es sólo ocasión de conseguirla. Es que yo no soy el Destino ciego, sino la Providencia bondadosa. ¡Felices! ¿Por qué no han de serlo? En verdad te digo que el hombre no comprenderá nunca la majestad del dolor.
Con toda mi alma, dixo Candido, y la levantó del suelo. Ahora quiero que me la ponga, continuó la dama, y Candido se la puso. Mire vm., repuso la dama, vm. es extrangero: á mis amantes de Paris los hago yo penar á veces quince dias seguidos, pero á vm. me rindo desde la primera noche, porque es menester tratar cortesmente á un buen mozo de Vesfalia.
MANIL. ¡Por Dios, que si al cuerpo dejas, Que ella le venga a perder! No te digo que no penes, Mas que para poder dar Fuerzas a tan buen penar, Tendrás más si a comer vienes; Porque el que bien ha comido, Más peso llevará a cuestas. ABIND. Tu inocencia manifiestas, Tu libertad y tu olvido. Vete con Dios, Maniloro, Y déjame aquí morir.
Me gusta verte así. ¿Hay nada más hermoso que la muerte? ¡Morir, acabar de penar, desprenderse de todas estas miserias, de tantos dolores y de toda la inmundicia terrenal! ¿Hay nada que pueda compararse a este bien supremo?... ¿Concibe el alma nada más sublime? ¿Y después? dijo Fortunata, que aun sabiendo con quién hablaba, oía con mucho gusto aquella manera de considerar la muerte.
Narciso en lindeza, Aquiles en valentía, en música un Orfeo. Y qué recato para penar, qué constancia en el querer. A mi fe, señora, que si él no consigue hablaros una vez tan sólo, una de estas noches, mataréis con vuestro rigor al galán más gentil que jamás vieron los ojos. Eso no podría ser sin daño para mi honra repuso brusca y nerviosa Beatriz.
Palabra del Dia
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