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Actualizado: 12 de julio de 2025
Desnudó Zadig su espada despues de hacer una cortesia á la reyna, que agitada de temor y alborozo le miraba; Itobad desenvaynó la suya sin saludar á nadie, y acometió á Zadig como quien nada tenia que temer. Ibale á hender la cabeza de una estocada, quando paró Zadig el golpe, haciendo que la espada de su contrario pegase en falso, y se hiciese pedazos.
Como él pegase la hebra con gana, ya podía venirse el cielo abajo, y antes le cortaran la lengua que la hebra. A su tienda iban los habladores más frenéticos, porque el vicio llama al vicio. Si en lo más sabroso de su charla entraba alguien a comprar, Estupiñá le ponía la cara que se pone a los que van a dar sablazos.
En cuanto a las mujeres, no les reconocía el derecho de adulterio en circunstancias normales, porque parecía feo y porque la mujer es otra cosa; pero en caso de infidelidad conyugal descubierta, ya era distinto; también había el derecho de represalia, y lo mismo podía decirse por analogía, cuando el esposo era tan bruto que daba a la esposa trato de cuerda... «Si Bonis me pegase como yo le pego a él, se la pegaba». Esto era evidente. «Y si él me la pega... si de seguro me la pega...». Aquí Emma vacilaba y recurría al tercer caso de infidelidad femenina disculpable. «Si me la pegase, yo le engañaría también... si alguien me inspirase una gran pasión». Aunque los extravíos morales de Emma nada tenían que ver con el romanticismo literario, decadente, de su época y pueblo, porque ella era original por su temperamento y no leía apenas versos y novelas, algunas frases y preocupaciones de sus convecinos se le habían contagiado, y esta idea vaga y pérfida de la gran pasión que todo lo santifica, era una de esas pestes.
Al registrar los maestros calafates el casco de la galera, veían á un pescado enorme desprenderse de su fondo con la tranquilidad de una persona honrada que ha cumplido su deber. Era un delfín enviado por la Santísima Señora para que pegase su lomo á la brecha abierta. Y así, como un tapón, había navegado de Nápoles á Valencia, sin dejar pasar una gota de agua.
Visitó al cardenal para quejarse de las gentes del claustro, y Su Eminencia, que vivía en perpetua indignación, se enfureció escuchándole, faltando poco para que le pegase. ¿Por qué le iba a él con tales cuentos? ¿Para qué le había concedido autoridad? ¿Es que bajo la sotana no tenía nada de hombre? El que faltase a la buena disciplina de la casa, ¡a la calle inmediatamente!
¿Por qué? Las mamás pegan siempre más que los papás afirmó sentenciosamente Enrique. Miguel calló unos instantes y al fin dijo: Si me pegase, le pegaría a ella papá. Enrique no quiso insistir. En esto cruzaron el patio y entraron en la cochera.
El señor Vicente se arrodillaba con los brazos en cruz ante el pecador, pidiéndole que le pegase con el látigo, que saciase en él su furia, a cambio de dejar en paz el santo nombre de Dios, pues antes quería morir que verlo insultado. El joven había sentido interés por este loco que vagaba por Madrid entre la extrañeza y la rechifla, como si fuese un resucitado.
Doña María, que reglamentaba los diálogos de sus tertulias como mueve y ordena un general experto los movimientos de una batalla campal, dispuso que Inés continuase hablando con lord Gray, y que Presentación pegase la hebra con Ostolaza. En tanto Asunción charlaba en voz bastante alta con su hermano, diciéndole cosas cuyo sentido no pude entender.
Púsose tan furioso, que tomó la pala allí tirada, y pegó a la mujer el mismo golpe que antes pegase a Peñálvez. La Pepa cayó como muerta, y él la arrojó, refunfuñando, en la misma fosa de Peñálvez, todavía destapada. Acostose de nuevo; pero no podía dormirse. ¡Había cometido una gran estupidez! ¡Ahora que la borrachera se le despejaba un poco, iba comprendiéndolo.
Se me metió en la cabeza la idea de volver al pueblo. ¿Arrepentida? Mira, no lo sé: unas veces creía que no; otras me parecía que sí. En realidad lo que yo experimentaba es dificilísimo de explicar. Era una melancolía sin nombre, un deseo impregnado de tristeza... Sería que se te pegase el sentimentalismo cursi de alguna novela... Si ahora mismo estás hadando como una dama de folletín.
Palabra del Dia
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