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Actualizado: 17 de julio de 2025
Llegó el alguacil, apartó la gente, entregó a sus corchetes al Asturiano, y antecogiendo a su asno, y al herido sobre el suyo, dió con ellos en la cárcel, acompañado de tanta gente, y de tantos muchachos que le seguían, que apenas podía hender por las calles.
La cola, notabilísimo timón, es también el remo principal. La de los mejores nadadores es ahorquillada; toda la espina termina en ella y, contrayendo sus músculos, hace avanzar al pez. La raya tiene dos nadaderas inmensas, dos grandes alas para azotar las olas; su cola, larga, flexible y desligada, es una arma para golpear, un látigo para hender y dividir la densidad de la ola.
Estan cubiertas de bosques, donde se halla un árbol peculiar á estos parages, que los indios llaman lahuan, y los españoles alerce. No me han descripto lo que tiene de particular, pero me parece ser del género del pino, teniendo la ventaja de poderse hender de arriba abajo en tablas de cualquier espesura de líneas rectas, quedando mas liso é igual que si se aserrasen.
Andrés sintió un enternecimiento singular, y antes de levantarse, buscó a tientas la mano de Rosa y la apretó suavemente. Cerca de terminarse la misa, Celesto comenzó a hender trabajosamente la muchedumbre arrodillada, dando a besar un escapulario.
Desnudó Zadig su espada despues de hacer una cortesia á la reyna, que agitada de temor y alborozo le miraba; Itobad desenvaynó la suya sin saludar á nadie, y acometió á Zadig como quien nada tenia que temer. Ibale á hender la cabeza de una estocada, quando paró Zadig el golpe, haciendo que la espada de su contrario pegase en falso, y se hiciese pedazos.
Las alas parten más raudas y seguras a hender los espacios cuanto más alta y sólida sea la atalaya de observación desde la cual se lanzan a volar. A la edad de diez y ocho o veinte años la mujer carece de aptitudes analíticas y de observación. El mundo es para ella una maravilla deslumbrante, en cuya presencia el optimismo toma formas de ceguera.
Confiole a Ramiro, sin rodeos, las sordideces y mezquindades de aquella asfixiante existencia de sacristía, y díjole el furor y la insólita crueldad con que todos sus colegas se habían ligado en contra suya cuando se trató de ofrecerle una silla episcopal. Los muy bellacos y alicortos decía barruntan que apenas el águila se encarame y pueda hender el espacio, volará muy alto, muy alto.
¡Oh, quién fuese una de esas nubes de oro pensó para hender con mis alas el abismo azul, para flotar en el rosicler de la tarde y sacudir el fresco rocío sobre las flores dormidas! ¡Oh, quién pudiera huir sobre las olas del aire hasta el trono del sol y habitar el palacio de las noches sin nubes!
Ansí que, me es a mí más fácil imitarle en esto que no en hender gigantes, descabezar serpientes, matar endriagos, desbaratar ejércitos, fracasar armadas y deshacer encantamentos. Y, pues estos lugares son tan acomodados para semejantes efectos, no hay para qué se deje pasar la ocasión, que ahora con tanta comodidad me ofrece sus guedejas.
Palabra del Dia
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