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Actualizado: 18 de julio de 2025
Mi existencia desligada de muchas vinculaciones como usted ha visto y desengañada de muchos errores ya no pendía más que de un hilo, el cual aunque horriblemente estirado y más resistente que nunca, seguía sujetándome y no imaginaba que nada pudiera quebrarlo.
Maquinalmente se aproximó al grupo de oficiales, y sus ojos volvieron á tropezarse con los de Martínez. Este vino hacia él con una sonrisa interrogante. Miguel comprendió que le había hecho un signo de llamamiento sin darse cuenta de ello, por un impulso de su voluntad, que parecía moverse completamente desligada de su razón. ¡Tanto peor!... ¡Adelante!
Matemos a la bestia cuando de ella esté completamente desligada su prisionera, la sustancia espiritual, como del erizo se desprende la castaña bien madura. Nada, hijo, que la mataremos.
Sin embargo, no sin graves presentimientos, me obligué á ello; porque hallándome desligada de toda obligación para con los demás seres humanos, no lo estaba para con él; y algo había que me murmuraba en los oídos que al empeñar mi palabra de que obedecería vuestro mandato, le estaba haciendo traición.
La cola, notabilísimo timón, es también el remo principal. La de los mejores nadadores es ahorquillada; toda la espina termina en ella y, contrayendo sus músculos, hace avanzar al pez. La raya tiene dos nadaderas inmensas, dos grandes alas para azotar las olas; su cola, larga, flexible y desligada, es una arma para golpear, un látigo para hender y dividir la densidad de la ola.
No obstante todos sus razonamientos contrarios, debía ver que el suicidio es un mal, y que la ley moral ordena soportar pacientemente la vida hasta el último día; pero este mandamiento podía valer para quien había obedecido a todos los otros; ella, que había infringido ya uno mucho más grave, debía sentirse desligada de esta obligación, y además, cuando pensaba en matarse, quería imponerse un castigo.
Cuando su hija le prometió con solemne promesa entrar en el claustro, y cuando después supo, de boca del P. Jacinto, y más tarde de los labios del mismo D. Fadrique, el rescate de Clara, si bien le rechazó y le juzgó inútil ya, se tranquilizó, creyendo su propósito cumplido en cualquier evento, y considerándose desligada del mundo; sin nada que hacer en él sino atormentarse, y sin razón alguna para desear, estimar y conservar la vida.
Palabra del Dia
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