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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Se me metió en la cabeza la idea de volver al pueblo. ¿Arrepentida? Mira, no lo sé: unas veces creía que no; otras me parecía que sí. En realidad lo que yo experimentaba es dificilísimo de explicar. Era una melancolía sin nombre, un deseo impregnado de tristeza... Sería que se te pegase el sentimentalismo cursi de alguna novela... Si ahora mismo estás hadando como una dama de folletín.
Además, era dificilísimo suponer que tanto amor como aquella gentil muchacha me había demostrado en el tiempo que duraron nuestras relaciones se hubiese desvanecido en un instante, sin quedar entre las cenizas rescoldo alguno. En resumen, que dormí bastante bien aquella noche y pasé el día siguiente tranquilo. Por la tarde recibí carta de Isabel. No la esperaba tan pronto.
Por su madre, que por más que abonase por su inculpabilidad el duque, estaba acusada delante del mundo por aquel reconocimiento público de su hijo. Estas y otras muchas afecciones mortificaban al joven, y entre ellas no era la menor, la de que, á su juicio, su condición social hacía dificilísimo su casamiento con doña Clara Soldevilla.
El día en que caiga el duque de Lerma, ese joven será tu esposo: te prometo ser tu madrina. Más fácil es que el duque de Lerma muera en un patíbulo, lo que por desgracia no deja de ser dificilísimo, que el que yo sea esposa de ese joven. ¿Y por qué? Olvida vuestra majestad que mi padre, tratándose de mi enlace, no prescindirá jamás de su nobleza. Ese joven es hidalgo, según he entendido.
Alegrose de esto, en que no pudo menos de reparar, Cervantes; que él creía, y no sin razón, que por más que doña Guiomar hubiese dado muestras, enviando primero a Florela en busca suya, y lanzándose después, sin algún miramiento, en un lugar tan indigno de ella como el bodegón de la tía Zarandaja, del encendido amor que le tenía, que este amor era de dificilísimo logro; que podía ser muy bien que, estando aun en los principios de aquel amor, por grande que él fuese, de los principios no pasase; antes bien, con la reflexión se amenguase y desapareciese; sobre todo, que cuando en mucho se aprecia una cosa, viene a parecer imposible, y tanto cuanto más imposible se la cree, tanto más empeño en ella se pone, y tanto más se estima aquello que puede ayudarnos al logro de la victoria; y que los celos de una parte, y la vanidad femenil de otra, son los mejores amigos de un enamorado para ayudarle a vencer su hermoso y anhelado imposible, sábelo todo el mundo; y sabíalo mejor que otros Cervantes, que en esto de conocer las cosas del mundo era graduado in utroque, como lo muestra claramente la gran perspicacia que acerca de la vida y de sus sentimientos ha patentizado en sus inmortales escritos: por lo mismo, y para estimular más los ansiosos celos de doña Guiomar, miró tiernamente, y como con codicia, a Margarita, puesto que por ella no sintiese otra cosa que una caritativa voluntad y una afición honesta, que podía muy bien compararse con el amor de un hermano; que muy reciente estaba la herida que en su pecho habían abierto las grandes perfecciones de la hermosa indiana, y harto encendido el volcán de sus amorosas ansias por ella, para que otra mujer, siquiera fuese un trasunto de belleza, pudiese curarla ni apagarle.
La tonada del romance es monótona y no nos atrevemos a asegurar que puesta en música, pudiese satisfacer a los dilettanti, ni a los filarmónicos. Así es que el romance, compuesto de muy pocas notas, es dificilísimo cantarlo bien y genuinamente.
Estas costumbres y otras, tomadas sin duda de la raza indígena y fomentadas por sus sacerdotes, hace de aquel pueblo un centro deplorable de atraso, dificilísimo de reducir por nuestros misioneros. Siguiendo los fundamentos de su religión, refieren el tiempo á la Egira, y su año es el llamado Embolismal ó de trece lunas, por las que cuentan.
Aun conociendo usted estos lugares tan bien como yo, es dificilísimo que llegue a comprender hasta qué punto yo los hallaba deliciosos: todos lo eran para mí, hasta el jardín que, ya lo ve usted, es bien modesto.
Menester es confesar que todo este florecimiento tenía una terrible contra: la dependencia de don Andrés Rubio, dependencia de que era imposible o por lo menos dificilísimo zafarse.
Desde los comienzos del siglo XV aparecen ya artistas de cuyas obras se tiene más conocimiento, y algunas se conservan, aunque sea dificilísimo precisar el nombre de sus autores.
Palabra del Dia
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