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Actualizado: 4 de julio de 2025
Mis deseos se frustraron en parte: llegamos á Santa Cruz á las ocho de la noche, y habiendo dicho el capitan que solo nos detendríamos el tiempo necesario para dejar y recojer la correspondencia, ningun viajero saltó á tierra.
El Capitán vació por completo aquella parte del tronco del árbol, y amontonó la harina sobre grandes hojas. Después puso otra de las rodajas del tronco sobre la que acababa de vaciar y manejando con fuerza la maza, la despojó de toda la harina, repitiendo la maniobra con todos los trozos, y obteniendo en pocas horas muy cerca de ocho quintales de harina, que formaba un montón enorme.
Siete u ocho antropófagos cayeron; pero los otros se arrojaron al agua, y agarrando a los chinos por las trenzas y por los pies, los sacaron a tierra. Por algunos instantes se oyeron los desesperados gritos de los amarillos, que a poco fueron sofocados por el espantoso vocerío de los salvajes.
Este arco que aquí véis alcanza más lejos que esa maquinaria vuestra, con molinillo y todo, y os lo voy á probar ahora mismo. ¿Preferís tirar otra vez? Me atengo á los quinientos ocho pasos de mi último dardo.
Ya se sabe que las poblaciones nuevas necesitan auxilios. Los que pueden darse á las proyectadas son soportables al ramo de guerra, que no tiene otro destino que la seguridad y poblacion de los campos. Me parece que á cada sargento, cabo y blandengue se le puede anticipar, para hacer su casita, 80 pesos, de los cuales la mitad ha de quedar á su favor, y el resto lo podrá devolver en 2 ó 3 años, descontándolo de su prest. A todo paisano pobre y poblador se le podrá adelantar igual cantidad de 80 pesos, sin cargo de devolverla, dándoles ademas el primer año un real diario por familia, para que puedan subsistir mientras siembran y se habilitan. En esta gracia no deben comprenderse los blandengues porque tienen su sueldo, y á fin de que no se aventuren las anticipaciones, se cuidará de no hacerlas sino á proporcion del adelantamiento que se vea, á proporcion de la fábrica da la casa, y esta ha de valer á lo menos la cantidad que se adelantase. Tambien es preciso que nadie pueda enagenar su casa, sitio ni tierras, ni dejar de ser vecino en ocho años, sópena do perderlo todo, con los costos que hubiere hecho, y los derechos y prerogativas de poblador. Y si por muerte ó sucesion pasasen las casas, &a., de padres á hijos, estos han de estar ligados con las mismas condiciones en dicho tiempo. Igualmente debe suplir el ramo de guerra el costo de las mediciones y diligencias del reparto, y 500 pesos para sínodo de un cura en cada villa, el cual no deberá exigir derecho alguno de sus feligreses, ni otras ofrendas ò limosnas que las voluntarias, en los cuatro primeros años. En los cuatro siguientes cobrará el cura la mitad de los derechos parroquiales, en compensacion de la mitad del sínodo que se le rebajará; y pasados los ocho años se le quitará el sínodo, y percibirá los derechos parroquiales por entero como todos los demas curas. Por supuesto que el propio ramo debe costear la capilla ó iglesia, y la casa capitular: pero como todo pueblo es un seminario de enredos, es preciso que
Una noche en que estaban aquellas señoras muy familiares, conversables y benignas con don Paco, se atrevió este a ofrecer algo que pensaba en ofrecer tiempo hacía, sin acabar de decidirse por temor de que no aceptasen su obsequio. Desechado el temor, dijo al cabo: De hoy en ocho días, el cuatro de agosto, habrá grandes fiestas en este pueblo.
Si en Gregoria no había que buscar más que a la hembra y a la madre, pues fuera del instinto ciego por su hombre y por su prole, no se encontraban en ella rastros de otra clase de sentimientos, y esto habíalo probado muchas veces y acababa de comprobarlo ahora. ¡Ah! si el pagaré falsificado llegaba a sus manos, la suerte de Quilito estaba jugada; felizmente, Esteven había marchado a Montevideo... Esto daría algún respiro, un plazo de ocho días era mucho en las presentes circunstancias; entretanto, se buscaría con linterna un comprador para la casa, o se harían diligencias para hipotecarla... Pero, esta pálida esperanza no podía endulzar el trago amargo que la señora acababa de pasar: sus mejillas de muñeca brotaban fuego, y la ira contra sí misma por haber cedido a aquella idea de reconciliación tardía y de fines interesados, se mezclaba a la que sentía contra su hermana, tan orgullosa en la misma desgracia; si llega en otro momento, y pide, la hubiera recibido de idéntica manera y despedido con un no tan frío, como aquel adiós, que parecía un puntapié.
Á los diez y ocho entré con los Padres Escolapios á estudiar latín; á los veintitrés era todo un filósofo apto para emprender cualquier carrera literaria.
Mas abajo está una punta de cordillera que forma otra angostura, y remata dicha punta en peña cortada, y distará como ocho leguas del Itapucú-guazú. Entra mas abajo, por el márgen oriental, el rio Guarambaré en 23 grados y 8 minutos, y en frente de la boca hay una isla.
Ocho mil panecillos con ciertos juegos de axedrez de perfumes 1200 mrs. Dos arrouas de agua de azahar e otras dos arrouas de agua de rosada con algalia e almisque 1000 mrs. Mil ostras 350 mrs. Veynte dosenas de langostinos 80 mrs. Seys berrugantes e tres coruinas 500 mrs. Una banasta de sardinas 300 mrs. Ochenta salmonetes 360 mrs. e más otros treynta que se pusieron en pan.
Palabra del Dia
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