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Actualizado: 5 de octubre de 2025


Ostentaban a todos sus lastimosas desdichas y obligando a repararse por la mayor su miseria, aún no merecía la conmiseración de ninguno y como habla San Jerónimo foragidos de su patria, solo la podían entrar con su llanto: pero aún esto no de balde, pues hasta el llorar las ruínas fatales de su Ciudad, lo habían de pagar a buen precio; para que, los que habían comprado ingratos la sangre de su verdadero Mesías, hubieran de comprar infelices aún sus lágrimas.

Cuando Paca hablaba, Pepe la escuchaba con la boca abierta pendiente de sus labios como de un oráculo, obligando á callar á los que pretendían interrumpirla, dirigiéndoles á menudo guiños expresivos ó diciendo por lo bajo: «¡Qué pico! ¿eh?... ¡Atiende al golpe!...» Paca no despreciaba por eso á su marido, como pudiera inferirse; al contrario, estimábalo como hombre de inteligencia penetrante, ya que había penetrado todo el mérito que ella poseía y seguía fielmente sus enseñanzas filosóficas.

La monarquía asturiana y leonesa, tan llena de gloria antes, cubierta de oprobio ahora por el forzado reconocimiento de Castilla como condado independiente, y por haber trabado alianza con los infieles para domar á sus vasallos sediciosos, cree llegada su hora postrera: el victorioso Almanzor pasea por ella sus banderas triunfadoras y nunca humilladas, invade las marcas españolas, apodérase de Barcelona, conquista á Leon forzando sus montañas y obligando al enfermizo Bermudo á refugiarse en Oviedo con sus tesoros y reliquias, entra en Galicia asistido de caudillos cristianos traidores que reciben del pródigo hagib pingües remuneraciones , alarga la pujante mano á Santiago de Compostela, á la famosa Caaba de los bautizados de Occidente, y vuélvese á Córdoba á ocupar con magestad el usurpado trono, haciendo que los míseros vencidos acompañen á sus veloces ejércitos llevando en hombros las campanas bendecidas del gran templo profanado.

Con la edad y los achaques, se volvió tan santurrón, que oía misa a diario, obligando a acompañarle a los tres hijos, Pablo Aquiles el primero, con el libraco de horas, en la mano.

Colombia tiene, sin embargo, su azote terrible, cuyo rápido desenvolvimiento en los últimos tiempos ha hecho que muchos hombres generosos hayan dado la voz de alerta, obligando a los poderes públicos a ocuparse de tan grave asunto.

Muchas mujeres, en horas de confianza, le habían revelado la emoción, la curiosidad y el deseo que sintieron al verle por vez primera en el redondel. La mirada de doña Sol no se bajó al encontrarse con la del torero; antes bien, permaneció fija, con una frialdad de gran señora, obligando al matador, respetuoso con los ricos, a desviar la suya.

Materia es ésta, acerca de la cual hay que insistir con esmero, porque así se comprende la inmensa superioridad que esta pompa del lenguaje presta al drama español, cuando sus materiales están sacados de la vida ordinaria, porque sólo la dicción poética comunica al drama tal elevación, que lo arranca, por decirlo así, de lo común y de lo cuotidiano, obligando al poeta á representar la vida real, no en los trozos duros y secos de su manifestación inmediata, sino bajo un aspecto más ideal, no deteniéndose en lo estrecho y limitado, sino en las esferas más altas de la vida de la humanidad.

No se limitaron á estos desahogos, con los que ya estaba bien alborotada la población, sino que por la tarde acudieron en gran tropel y confusión al teatro de la Montería, y penetrando en él, arrollaron al público, ocupando aposentos y bancos, obligando á los actores á que volviesen á empezar la representación, que ya estaba próxima á concluir.

El doctor obedeció y después de besarle la frente salió del aposento. Junto a la puerta estaba Amaury. El padre de Magdalena, sin despegar los labios le llevó de la mano al oratorio de su hija; allí se arrodilló ante la cruz y obligando también al joven a arrodillarse le dijo: ¡Oremos, hijo mío! ¡Dios eterno! ¿Ha muerto ya Magdalena? gritó Amaury. No.

I en prueba de que el rei don Fernando V no se dejó llevar al disponer la cédula para la espulsion de los judíos, de mas propósito que el interés, bien quedándose con el dinero que no podia pagar á tantos i tan grandes acreedores, bien obligando á muchos de los judíos á convertirse á la fe, para que luego la Inquisicion formase proceso á los mas acaudalados con que todas sus riquezas pasasen al fisco, voi á contar el suceso mas importante para confirmar nuestro parecer, porque él claramente demuestra que Fernando el Católico no miraba en todas sus empresas mas que el triunfo de su ambicion en conquistar tierras i dominios, i de su codicia en buscar dineros para conseguir sus intentos.

Palabra del Dia

aprietes

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