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Centenares de esclavos cultivaban sus posesiones; y sus rentas y ganancias eran tres o cuatro veces mayores que las de D. Joaquín, con ser éste uno de los más acaudalados brasileños. Viudo el Sr. Machado, tenía un hijo, llamado Arturo, de veintiséis años de edad y muy lindo mozo. Arturo había estudiado leyes en la Universidad de San Pablo, donde las mujeres son guapísimas.

Ya ves, Lorenzo, con esta velocidad vamos doscientos o trescientos pasajeros, más o menos acaudalados... felices... de alta posición social... de gran porvenir muchos... en manos del maquinista, que actúa bajo una sola y tenaz preocupación: velar por nuestra vida. Un movimiento de despecho, de envidia ruin si cupiera en su alma fuerte y sana, bastaría para concluir con todos nosotros.

Con este señuelo, tal vez, no pocos individuos acaudalados de naciones, que en Francia se tienen entre el vulgo por semi-bárbaras, vendrán á París, ya que no á estudiar en la Sorbona, á aprender pornografía en los colegios de la nueva Babilonia. No acuso yo á ningún autor francés de que lleve tal intención; pero la lectura de sus libros produce el mismo efecto que si la llevara.

I en prueba de que el rei don Fernando V no se dejó llevar al disponer la cédula para la espulsion de los judíos, de mas propósito que el interés, bien quedándose con el dinero que no podia pagar á tantos i tan grandes acreedores, bien obligando á muchos de los judíos á convertirse á la fe, para que luego la Inquisicion formase proceso á los mas acaudalados con que todas sus riquezas pasasen al fisco, voi á contar el suceso mas importante para confirmar nuestro parecer, porque él claramente demuestra que Fernando el Católico no miraba en todas sus empresas mas que el triunfo de su ambicion en conquistar tierras i dominios, i de su codicia en buscar dineros para conseguir sus intentos.

A sus pies han estado príncipes y duques, guerreros invictos, acaudalados mercaderes y laureados poetas como Ludovico Ariosto, Fracastoro, el Aretino, Sannazaro y muchos más cuyos nombres no acuden a mi memoria.

Cumilaf, él del otro lado del rio Bueno, me aseguró vivia inmediato á los españoles de la laguna, que son acaudalados de plata y ganado; pero pobres en fierro y añil, y que tampoco tiene abalorios, dando las propias señas en situacion, armas y caminos.

Estos se mantenían en neutralidad absoluta, asombrados de que, hombres acaudalados como Belinchón, Miranda y otros, se apurasen tanto por cosas que no atañían a sus negocios particulares.

Los que tienen que perder, los hombres acaudalados, son, por consiguiente, pacíficos; y como los que tienen dinero mandan en el día más que nunca y ejercen una influencia grandísima sobre la opinión, resulta que las guerras son condenadas por la opinión, cuando no hay un fuerte estímulo de egoísmo que induzca a hacerlas; como, por ejemplo, abrir un nuevo mercado para los productos nacionales; introducir en algún país poco culto la libertad de comercio, las obras divinas de Adam Smith, el opio u otra droga peor, a cañonazos y a bayonetazos; entretener y recrear y embriagar al pueblo con gloria para que no se fastidie y se subleve; y tal vez deshacerse, siguiendo las doctrinas de algún economista, de aquella parte de la población que está de sobra, que no tiene cubierto preparado en el festín de la vida, que turba o rompe el justo equilibrio que debe haber entre el producto y el consumo, entre los que subsisten y los medios de subsistencia.

Sabe que por falta de viveres desampararon su tierra, despues de haber comido gente muerta, y ganaron aquella isla, en donde encontraron mucho ganado y grano de las haciendas que allí tenian varios españoles acaudalados de la misma Osorno: que la causa de guardar tanto sigilo era porque no los tuviesemos tributarios como en los tiempos antiguos: que estan inmediatos á la Cordillera.

Cuando los Aldaos están fuertes en Mendoza y no han dejado en La Rioja un solo hombre, viejo o joven, soltero o casado, en estado de llevar las armas, Facundo se transporta a San Juan a establecer en aquella población, rica entonces en unitarios acaudalados, sus cuarteles generales. Llega y hace dar seiscientos azotes a un ciudadano notable por su influencia, sus talentos y su fortuna.