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Actualizado: 14 de julio de 2025


Adiós, hijo de mi vida. Acuérdate de . ¡Que no fueran los minutos horas! Adiós... me muero por ti. Que no faltes. Y no te olvides del número. ¿Qué me he de olvidar, hombre? Primero me olvidaré de mi nombre. A la una en punto. Adiós, negra salada. Hasta mañana. Hasta mañana. Madrid. Diciembre de 1886. Parte cuarta En la calle del Ave-María i

Hizo un esfuerzo y trayendo hacia la barba el embozo sucio de la sábana rota, continuó: Ítem: muero por falta de tabaco.... Otrosí... muero... por falta de alimento... sano.... Y de esto tienen la culpa el señor Magistral, y mi señora hija.... Vamos, don Santos se atrevió a decir el cura no aflija usted a la pobre Celesta. Hablemos de otra cosa. Ni usted se muere, ni nada de eso.

¡En el sétimo cielo; a la derecha de Dios Padre! Y tomándole una mano comenzó a besarla con frenesí, como si no hubiera nadie delante. Julia te ha escrito pidiéndote perdón de mi parte, ¿no es verdad?... Diciéndote que estaba en peligro de muerte, y deseaba casarme contigo, ¿verdad?... Pues todo, todo eso es cierto... Sólo que ya no me muero.

Si yo me muero por servirla: mire que yo soy como las tacitas de coco, que dicen en letras muy guapas: 'yo sirvo a mi dueña'. Voy a poner la puerta de mi casa llena de tiestos de flores, y a alquilar a los músicos, el día que mi niñita vaya a verme. ¡Y, eso que yo no se lo hago a nadie: porque no lo hago por servicio, sino porque le he cobrado mucha afición!».

Si yo me muero, yo no quiero ver a nadie llorar, sino que me toquen la música, porque me voy a ir a vivir en la estrella azul.» «¿Pero, sola, sola, sin tu pobre papá?» Y Nené le dijo a su papá: «¡Malo, que crees esoEsa noche no se quiso ir a dormir temprano, sino que se durmió en los brazos de su papá. ¡Los papás se quedan muy tristes, cuando se muere en la casa la madre!

Oye, oye, Isidora: el reloj de las monjas ha dado las tres. Tengo una debilidad... Si persistes en el sibaritismo de traer algo de la fonda, mándalo traer pronto, ya sea almuerzo, ya comida, porque me muero de hambre. =Nueva pausa, durante la cual entran una criada de la casa y un mozo de la fonda. Este sirve el almuerzo. Joaquín demuestra más apetito que Isidora.=

¿Pero me tienes por bobo?... ¡Ay! Nelilla, estoy rabiando. Yo no puedo vivir así, yo me muero en las minas. ¡Córcholis! Paso las noches llorando, y me muerdo las manos, y... no te asustes, Nela, ni me creas malo por lo que voy a decirte: a ti sola te lo digo. ¿Qué? Que no quiero a mi madre ni a mi padre como los debiera querer. Ea, pues si haces eso, no te vuelvo a dar un real.

Treinta, y bien sabe Dios que nada gano.... Treinta, no me diga que no, porque me muero de rabia. Vamos... choque usted. Batiste agarró la cuerda y tendió una mano al vendedor, que se la apretó enérgicamente. Trato cerrado.

El sitio nada importa: ciprés, laurel o lirio, cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio, lo mismo es, si lo piden la patria y el hogar. Yo muero cuando veo que el cielo se colora y al fin anuncia el día tras lóbrego capúz: si granas necesitas para teñir tu aurora, ¡vierte la sangre mía, derrámala en buena hora, y dórela un reflejo de su naciente luz!

Pues bien, señor cura, me muero de... amor. El reloj, las imágenes y los muebles conservaron su inmovilidad y el mismo cura no dio más que un salto pequeñito. Estaba seguro de ello dijo pasándose la mano por la cabellera blanca, que había reconquistado su revuelta actitud de los buenos tiempos, estaba seguro. Tu imaginación ha hecho de las suyas, Reina.

Palabra del Dia

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