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Actualizado: 11 de junio de 2025
¡Mi libertad! ¡vos! exclamó dejando ver la expresión de una profunda sorpresa don Juan. Sí, yo... aquí está dijo Dorotea mostrando al joven un pliego cerrado. ¿De modo que ya puedo salir de aquí? Aún no contestó dolorosamente Dorotea. Esta respuesta de la joven irritó á don Juan. ¡Ah! ¡venís á imponerme condiciones!
Las amigas no se cansaban de exaltar su virtud y heroísmo; la villa la contemplaba con asombro, y en torno de ella no se escuchaban más que lisonjas y frases de admiración. María se hallaba realmente sobre un pedestal. Y, como todo el que se encuentra bajo las miradas del público, nuestra joven procuraba ocultar las emociones de su alma mostrando un semblante sereno y alegre.
Yo no iba a abrir la boca como un perro para cazar moscas y luego cerrarla sin atrapar nada. Pues me parece que la señorita Nancy se está mostrando menos insensible con él prosiguió Ben , porque el señor Godfrey no parece tan desalentado en este momento. Veo que la va a llevar a sentarse, ahora que la danza ha terminado. Me parece realmente que eso se llama cortesía.
Callé, porque no quise hacer injuria a las mujeres de mi país; pero no me pareció descaminada del todo aquella idea. Isabel consiguió que Gloria fuese alguna vez a la tertulia de las de Anguita, hacia las cuales seguía mostrando antipatía. Imagino que vino en ello por el gusto de demostrar su triunfo a Joaquinita, pues aún no se le habían desvanecido los celos por completo.
La tertulia de la sala continuaba amenizada por la conversación de Pablito, que la salpicaba a cada instante con donaires, no de concepto, sino de acción, como convenía a su naturaleza plástica. Venturita no había vuelto aún. Sentóse de nuevo el sobrino de don Melchor al lado de su novia, y comenzó a hablarla mostrando timidez y embarazo.
La puerta de aquella habitación estaba cerrada; pero apenas Aldea se detuvo ante ella, golpeándola suavemente con los nudillos, una de sus hojas se abrió calladamente hacia fuera, mostrando un brazo de mujer ceñido por una manga de seda roja.
Más allá, filas de sacos mostrando por sus abiertas bocas las patatas de Aragón, de barnizada piel, y tras ellos los churros, cohibidos y humildes, esperando quien les compre la cosecha, arrancada a una tierra ingrata en fuerza de arañar todo un año sus entrañas sin jugo.
Debe ser muy hermoso el espectáculo de toda esa hermosa campiña convertida en un lago. ¿Verdad, Rafael? Usted habrá visto cosas más interesantes dijo el joven. No digo que no; pero a mí, lo que más me impresiona es la sensación del momento. Y calló, mostrando en su repentina seriedad la molestia que le causaba la ligera alusión al pasado.
Las azucenas, con su túnica de blanco raso, erguíanse encogidas, medrosas, emocionadas, como muchachas que van a entrar en el mundo y estrenan su primer traje de baile; las camelias, de color de carne desnuda, hacían pensar en el tibio misterio del harén, en las sultanas de pechos descubiertos, voluptuosamente tendidas, mostrando lo más recóndito de la fina y rosada piel; los pensamientos, gnomos de los jardines, asomaban entre el follaje su barbuda carita burlona cubierta con la hueca boina de morado terciopelo; las violetas coqueteaban ocultándose para que las denunciase su olorcillo que parecía decir: «¡Estoy aquí!»; y la democrática masa de flores rojas y vulgares extendíase por todas partes, asaltaba las mesas, como un pueblo en revolución, tumultuoso y desbordado, cubierto de encarnados gorros.
Sonrisa de alegría y esperanza contraía sus labios, mostrando su dentadura intachable. Su cara, que era siempre sonrosada, poníasele encendida, con verdaderos ardores de juventud en las mejillas.
Palabra del Dia
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