Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de julio de 2025
Saludaron éstos a la oficialidad del buque con grandes curvas de sus chapeos de paja, y entraron luego en el comedor, donde estaban extendidos los documentos entre botellas de cerveza hamburguesa. Con estos brasileños subieron muchos de los que esperaban en los botes. Ojeda vio que Maud se abalanzaba hacia la escalera de los salones.
Pero ¿este viejo teñido por qué se interponía entre él y Maud con su maldito bridge?... Creyó ver en él cierta expresión de petulancia, el orgullo de su amistad naciente con aquella señora que hasta entonces sólo se había fijado en Ojeda... No habría bridge: lo juraba Fernando en su interior.
No tenía más que seguir tranquilamente el camino que se le ofrecía y por su afición á los caminos extraviados se hundió en tal cloaca de vicios que fué imposible impedir que se perdiera. Le guardo rencor por eso, miss Maud, por eso solamente, y así pruebo una vez más mi amistad.
Todo lo que pido es que me hable usted francamente para saber si debo esperar ó resignarme. Diga Usted sí, y vamos juntos á ver á mi padre y á que yo abrace á su madre de usted con todo mi corazón. Diga usted no, y mañana parto, para que no me vea usted llorar. Maud ofreció su mano y Jacobo la vió pálida, en la clara noche, y con los ojos brillantes de emoción.
Probablemente, habrá usted vuelto de su expedición en la primavera; si quiere venir con mi padre y conmigo á la isla de Wight, á donde iremos como todos los años, hará un viaje muy de su agrado, pues se divertirá sin emociones ni disgustos. Al hablar así miss Maud miraba al joven con una sonrisa violenta que daba á su cara expresión de desdén extraordinario. Sorege intervino con aire paternal.
Eran celos nacientes, que iban a servir para que Maud se mostrase al fin menos esquiva. Aquella tarde, el humor de ella parecía menos irónico. La voz, algo velada, sonaba con lentitud melancólica; sus ojos estaban húmedos: le brillaban las córneas con una acuosidad excesiva, como si fuesen a derramar lágrimas.
El joven se inclinó con respetuoso dolor: Aunque mi sinceridad aflija á usted, miss Maud, voy á obedecerla hablando francamente. Estoy conmovido hasta lo más profundo de mi ser por su generosa y caritativa afección. Usted ha sido impulsada, cosa digna de una mujer, por la obra de dulzura y de piedad que desea realizar cerca de un desgraciado.
Cuando su hija le participó que se había comprometido con aquel joven, se atrevió á hacer algunas observaciones. ¿Estás segura, Maud, de que el señor de Sorege es el hombre que te conviene? ¿Has estudiado su carácter y crees no arrepentirte de haberle dado tu palabra? Miss Harvey expuso tranquilamente á su padre las razones que habían decidido su elección.
Experimentó Ojeda con esto la primera satisfacción de toda la noche. ¡Muy bien! Así aprendería el viejo importuno a no creerse en plena intimidad. Además se imaginó, con un optimismo inexplicable, que esta negativa era a causa de él. Tal vez Maud deseaba igualmente una entrevista, al desvanecerse su enfado inexplicable. ¡Quién sabe!...
Una flaca quedaba en su bautismo con la designación de «sardina»; otra obesa recibía el nombre de «tritona». Maud pareció cansarse de esta ceremonia. Miraba a todos lados, pero evitando que sus ojos se encontrasen con los de Fernando. Un pasajero se acercó a las dos señoras con la gorra en la mano y el aire galante, lo mismo que si se ofreciese para una danza.
Palabra del Dia
Otros Mirando