Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de julio de 2025
Habiendo tenido la suerte de encontrar la famosa gran fortuna en las lindas manos de miss Maud Watkinson, empleó sabias maniobras para poner constantemente a su protegido frente a la joven heredera. De acuerdo con la madre de Huberto, ponderaba, delante de él, a los jóvenes argonautas modernos que saben conquistar el Vellocino de Oro.
La preferencia de sus hermanos por el sencillo, altivo y rudo Cristián, influyó seguramente en miss Maud, pues desde que, una semana antes, llegó el Magic, fué á visitarle dos veces é invitó á Cristián y Marenval á comer en casa de su padre.
Harvey se inclinó al oído de su hija: Es el pianista que acompaña á la cantante. Nuestra estrella no tardará en aparecer. Misa Maud se aproximó al músico y le condujo al piano, que ocupaba todo un ángulo del salón. En estos momentos llegaron otros invitados y unas cincuenta personas se agruparon según sus simpatías.
En el momento más grave de mi vida, cuando se estaba decidiendo mi salvación ó mi pérdida, juré dedicarme á Dios si me permitía volver á mi familia y á mi país y probar mi inocencia. Dios me oyó y ya no me pertenezco. Me entrego al que después de haberme castigado justamente, tuvo piedad de mí. Perdón, miss Maud. Si una mujer podía realizar la obra que usted había soñado, esa mujer es usted.
Yo soy enteramente americana en ese concepto y quiero, si me caso con usted, señor de Sorege, no tenerme que arrepentir de llevar su nombre. Tiene usted muchísima razón, miss Maud, pues es lo único que aporto al matrimonio, ó poco menos. Pero ¿sospecha usted que mi nombre pueda estar comprometido? Señor conde, hay muchas maneras de estarlo.
¿Por qué el señor de Sorege tiene tanta repugnancia en hablar de esas aventuras y del que fué su protagonista?... Nunca he podido sacar de él mas que respuestas vagas y lloronas sobre este asunto. Pero, señorita Maud, ¿por qué esa curiosidad? ¡Ah!
Marenval y Cristián atravesaron un invernadero lleno de las más hermosas plantas tropicales y refrescado por una fuente de mármol de la que corría un agua cristalina, y entraron en el salón, donde la señoras en traje de baile, ofrecían un hermoso cuadro agrupadas en torno de miss Maud.
Nélida huía; la pobre Mina se ocultaba, como si experimentase mayor vergüenza que él; Maud apenas era un vago recuerdo... Pasó la norteamericana varias veces junto a él, sin reparar en su persona, y hasta lo empujó en una de estas evoluciones.
Fernando pensó que tal vez hacía horas le miraba Maud, sin que él se percatase de ello, y esto le produjo cierta irritación. Se separó de su amigo para dirigirse corriendo a los pisos altos del buque, y antes de llegar a ellos oyó que la música rompía a tocar una marcha. El cortejo neptunesco avanzaba hacia la terraza del fumadero, donde iban a ser bautizadas las señoras.
Ojeda ocupaba una mesa con Mrs. Power y el matrimonio Lowe. No sabía con certeza si era él o su amigo el yanqui el autor de la invitación, pero ésta había interpretado los deseos de Maud, que pareció transformarse al tomar asiento en un diván del café. Bebieron fuerte los tres compañeros de Ojeda. Mrs. Power tenía los ojos levemente lacrimosos.
Palabra del Dia
Otros Mirando