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Actualizado: 9 de junio de 2025
Celebremos pues, en primer lugar, el acendrado y generoso patriotismo del pueblo español que, por una causa que no puede traernos provecho, pero en la que está interesada la honra nacional, sufre con resignación y hasta con gusto los grandes sacrificios de sangre y de dinero que se le han impuesto y que se le impondrán en lo futuro.
Además, entre las solteras voluntarias y las que no lo son, hay que colocar a las resignadas. ¡Ah! dije interesada, ¿en qué se puede reconocer a éstas; en el color de sus cintas, en la flor de sus sombreros, en la armonía de su traje?... No respondió el cura, divertido por mi interés. Se las conoce... ¿cómo diré yo?... en su resignación, qué diablo... Son blandas, grisáceas, dulces y borrosas.
Pero la que más gritaba y gesticulaba era, como es fácil de comprender, la interesada. Sin embargo, don Cristóbal, viendo que aquello llevaba trazas de no concluir, y queriendo dejar a salvo la formalidad de su progenie, intervino en la disputa como un dios majestuoso que extiende la diestra para calmar las olas del mar embravecido. Emilita pronunció con firmeza, juego es juego.
Alicia hablaba con extrema vivacidad, y el registro de su voz se mantenía en las notas agudas; continuó: No me agradezca nada; mi invitación es interesada. De todos mis amigos, es usted quien baila mejor el boston; quiero dirigir el boston con usted.
Si fue por mira interesada o en acatamiento de aquel impulso de caritativa amistad, nadie lo sabrá nunca, pero lo cierto es que el tutor accedió al ruego, y pasados unos cuantos meses, ambas educandas salieron el mismo día del colegio, yendo Valeria a vivir a casa de Susana. La intimidad del hogar fomentó el cariño nacido en el convento.
¿Queréis ser franca conmigo, hija mía? No pretendo ocultaros nada, padre Aliaga. ¿Merezco yo vuestra confianza? ¡Oh, sí! dijo doña Clara cambiando de tono y haciéndole sumamente dulce y afectuoso. Pues bien; no me ocultéis nada. Vos amáis á ese caballero... ¡Yo! ¡no lo quiera Dios! exclamó con un verdadero terror doña Clara. ¿No os habéis sentido interesada por él?... Sí... ¿No lo recordáis?
Y todo el mundo dirá, conociéndoos, al ver que os dejo: mal debe de andar el duque de Lerma; su querida, que es una cómica interesada donde las hay, le ha dejado por un aposentador... luego el duque puede menos; ved de qué modo una cómica puede poner á vuecencia, secretario de Estado universal del rey, por debajo de un cualquiera, de un hombre burdo, de un aposentador.
Algunas veces, esto entre nosotras, he escrito a un periódico para obtener informes... Ese periódico se llama «Preguntas y Respuestas». Inserta las preguntas que se le envían, y entre sus lectores o lectoras, hay siempre personas de buena voluntad que dan una respuesta cualquiera... ¿Quiere usted que trate de tener lo que desea en su lugar?... Sí, pero ¿cómo? dije interesada.
Pero tanto afán era inútil; ni Visita, ni Paco, ni los paseos a caballo de Mesía, conseguían rendir a la Regenta. ¡Y si al menos se viera que era indiferencia aquella fortaleza! Pero, no; a leguas se veía, según los tres, que Ana estaba interesada. Esto era lo que les irritaba más, sobre todo a Visita. Don Álvaro no hablaba de este mal negocio con la del Banco, por más que ella le hurgaba.
Es verdad replicó Francisca con voz extraña, tú eres la más interesada en la cuestión... Sin duda dije. Y dime, ¿cómo le encuentras?... ¿Yo?... preguntó Francisca... Pero cogió de prisa el sombrero, que estaba en una mesa de su cuarto, y se lo puso en un momento... ¡Y yo que olvidaba el encargo de mamá!... exclamó, con una prisa extraordinaria en ella.
Palabra del Dia
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