Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de octubre de 2025


Los picadores, fatigados por la armadura de hierro de sus piernas y las moledoras caídas del caballo, movían el recio castoreño entre sus rodillas; los banderilleros, presos en sus trajes de seda mojados de sudor, sentían hambre después de una tarde de violento ejercicio.

Según una leyenda oriental, fué á la orilla de una fuente del desierto donde los legendarios antepasados de las tres grandes razas del antiguo mundo cesaron de ser hermanos para convertirse en enemigos. Los tres, fatigados por la marcha á través de la arena, se sentían morir de calor y de sed. Llenos de alegría al divisar una fuente, corrieron para arrojarse en sus aguas.

48 Y los vio fatigados remando, porque el viento les era contrario; y cerca de la cuarta vigilia de la noche, vino a ellos andando sobre el mar, y quería precederlos. 49 Y viéndole ellos, que andaba sobre el mar, pensaron que era fantasma, y dieron voces; 50 porque todos le veían, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les dijo: Alentaos; YO SOY, no temáis.

Los enfermos de veras dirigíanse á Sicilia, Argel, Madera y las Canarias; empero la regeneración de los débiles, de los fatigados, de los descoloridos habitantes urbanos, se efectuará tal vez mejor en los climas más desiguales.

Así que, ¡oh Sancho!, mudad de opinión, y, cuando seáis gobernador, ocupaos en la caza y veréis como os vale un pan por ciento. -Eso no -respondió Sancho-: el buen gobernador, la pierna quebrada y en casa. ¡Bueno sería que viniesen los negociantes a buscarle fatigados y él estuviese en el monte holgándose! ¡Así enhoramala andaría el gobierno!

Llegaban los peones fatigados por el trabajo de romper los bloques arrancados por el barreno, de cargar los pedruscos en las vagonetas, de arrastrarlas hasta el depósito de mena y volverlas á su primitivo sitio.

Como los sabios ancianos venían algo fatigados de la inocente huelga que habían tenido, el fámulo dejó que reposasen y durmiesen la siesta un par de horas, y luego llevó a Morsamor y a los suyos a la presencia del señor Sankarachária, quien los recibió con distinguida afabilidad y extremada finura.

De repente el macho, supongo que será el macho, tiene una idea, un remordimiento, improvisa una pasión que está muy lejos de sentir, y besa a la hembra, y hace la rueda y canta el rucutucua y se eriza de plumas.... Ella, sorprendida, sin sacudir la pereza corresponde con tibias caricias, y a poco, ambos fatigados, soñolientos, encontrando en la molicie de mojarse inmóviles, inflados, mayor voluptuosidad que en los devaneos, vuelven a su quietismo, tranquilos, sin rencores, sin engaño, sin quejarse de la mutua displicencia. ¡Racionales palomas!

Entonces el martirio debía duplicarse: aquella aparición deslumbrante de todas las noches, que pasaba indiferente por su lado y el de su hija, sin detenerse, que no rendía culto ni a la ley del esposo ni al cariño de la madre, que volvía llena y tibia aun con los vapores del mundo en que vivía, después de librar la batalla del lujo en la feria de las vanidades; aquella aparición enloquecedora desaparecía, y ante los ojos fatigados del anciano se alzaba el espectro aterrador de doña Medea, riendo con una carcajada satánica, estridente y vengativa, y lanzando una blasfemia terrible contra aquel desgraciado del destino, víctima inocente de la suerte, que temblaba de espanto y de impotencia ante el recuerdo del pasado y el cuadro del presente.

Era un hombre de cara larga, bigote y perilla, flaco, serio, bilioso, con los ojos mortecinos y fatigados, muy exacto en el cumplimiento de sus deberes y aficionado a dar largos paseos. Esta clase de hombres silenciosos y disciplinados son los más sensibles a los encantos de la alegría y la vivacidad.

Palabra del Dia

sueldos

Otros Mirando