Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de noviembre de 2025


El gitano pronunció estas últimas palabras con aire emocionado. La única lágrima que en mucho tiempo había derramado, brilló un momento en sus ojos, y tendió la mano a Blasillo, que la asió con una exaltación inconcebible, exclamando: ¡En vida y en muerte, comandante!

Su madre, mujer de cuarenta años, aunque las arrugas del rostro y la curva de sus espaldas la hacen representar sesenta, después de comerse media cuarta de hilo para hacerle punta y que pase por el ojo de la aguja que apenas se ve entre sus callosos dedos, pone en orden á la susceptible costurera, se acerca al muchacho, le hace girar tres veces sobre mismo, le estira con fuerza la levita que lleva puesta y después de contemplar un instante su obra, vuelve á sentarse, exclamando con acento de profunda convicción: Que la pinte mejor un sastre.

¡Cuál fué el asombro de Inés y de Beatriz cuando advirtieron que la notabilidad venía flechada a ellas! Un caballerete de veinticinco a treinta años, cargado con un abrigo y con una cajita, la seguía como si fuese un lacayuelo. Apenas llegó la dama, se puso delante de Beatriz, la miró con ternura y exclamando: «¡Querida míale echó al cuello los brazos y la besó en ambas mejillas.

Uno de aquellos pisaverdes contaba noches atrás en el Casino, coreado por las carcajadas de sus amigos, cómo en el momento crítico de estar espetando una sentida declaración de amor á la gentil aldeanita, ésta se bajó repentinamente para llevar la mano á un pie exclamando: «¡Dios mío, qué daño me está haciendo este zapatoNo importa.

De pronto, al hincar su mordedura en la parte más gruesa, hizo un gesto espantoso y arrojó la fruta al corredor, sacudiendo los brazos y exclamando: ¡Vade retro, vade retro! El Enemigo acababa de mostrarle en aquella poma ceñida y abultada las formas de la mujer.

Después levantó la tapa para que se oyera mejor, abrió con cuidado las puertas y ejecutó todas las maniobras conducentes a producir una sorpresa en la casa; pero todo ello con tal esmero, andando sobre la punta de los pies, hablando en falsete y haciendo tantas y tan graciosas muecas, que Juan al notarlo no pudo menos de reírse exclamando: ¡Siempre el mismo Santiago!

Pero nadie le respondió, y después de manotear en el vacío, creyendo que andaba, cuando en realidad no daba un paso, el desdichado guerrillero cayó al suelo, exclamando: ¡Hijos míos!... ¡Catalina!... ¡Ya vienen!... ¡Nos hemos salvado!...

Clementina, entre alegres carcajadas, le abrazó y le cubrió el rostro de besos, exclamando: ¡Chiquillo, eres delicioso! #Un poco de derecho civil.# Era mañana de gran trajín en las oficinas de Salabert. Se hacían unos pagos de consideración. El duque había ido en persona a la caja a presenciarlos y ayudaba al cajero en la tarea de contar los billetes.

Ella era una Princesa, yo un impostor. Pero ¿acaso pensé en ello un solo momento? Lo que hice fue doblar la rodilla ante la bella y tomar su mano entre las mías. Nada dije. ¿Para qué? Me bastaban los suaves rumores de aquella hermosa noche y el perfume de las flores que nos rodeaban, únicos testigos del beso que deposité en sus labios. Flavia me rechazó dulcemente, exclamando: ¡Ah!

Se lo doy a Vd. como recuerdo de que me hizo prisionero. Pues le ofrezco mi alazán en cambio, respondió D. Pedro, como recuerdo de que también fui prisionero de Vd. 125 Montó en seguida en el hermoso caballo, saltó Aliatar sobre el alazán, hizo a Leal la última caricia, y exclamando, ¡Que Alá los guarde! se marchó a galope tendido.

Palabra del Dia

aquietaron

Otros Mirando