Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de mayo de 2025
Todas las noches, al dar gracias al Señor por el día que había pasado con felicidad, yo pensaba en las cosas que habían sucedido, en lo que había dicho, en lo que había pensado; pero en cuanto a escribir no sabía por qué parte comenzar; pues todos los días eran iguales. Entonces esperé a hallarme en casa; y por fin comencé.
Pero la razón me indicaba que no debía dar entero crédito a las palabras de mujer tan experta en ingeniosos engaños, y esperé aparentando conformarme con su opinión y mi desaire. ¿Te acuerdas de la noche en que nos presentamos aquí viniendo del Puerto de Santa María? En esta misma sala nos recibió doña Flora. Llamamos a Inés, te vio, le hablaste.
Germana le pidió perdón por su cobardía. Espere usted dijo , ya me verá ante el enemigo. Debo llevar dignamente el nombre de ustedes. ¿No soy el último vástago de los La Tour de Embleuse? Los testigos del conde fueron el embajador de España y el secretario de la legación de las Dos Sicilias. Los de Germana, el barón de Sanglié y el doctor Le Bris. Todo el faubourg fue invitado a la misa.
Pero, por lo pronto, me veía forzado a esperar que la llegada de mi gente llamase la atención de los que tenían las llaves, o de algunos de ellos, induciéndoles a cruzar el puente y ponerse a mi alcance. Esperé cinco minutos más que me parecieron media hora, y entonces empezó el próximo acto en aquel drama de tan inesperadas cuanto rápidas escenas. Todo estaba tranquilo en la opuesta orilla.
No me lo hubiera perdonado nunca, y con razón exclamó la joven miss cuando Carlos le explicó el origen de la cruz. Espere usted que se la prenda sólidamente. Y con sus dedos un poco temblorosos prendió la alhaja de esponsales en el uniforme de Carlos, como lo hizo sin duda la pobre criolla cincuenta años antes. ¡Ahora podían ya sonar las trompas!
La víctima humilde y fuerte, el alma cristiana que sufre la miseria de la vida en su manifestación más dolorosa sin rebelarse contra la voluntad de Dios. En vano esperé que Amparo diese una muestra de debilidad ni de impaciencia. Continuaba inmóvil y tranquila: pero con una tranquilidad que me desgarraba el alma. Yo sufría de mil maneras distintas. Primero, el inmenso infortunio de Amparo.
Siga lo que iba contando: después sabremos lo que hace el señor Pascual dijo Lázaro, impaciente por las digresiones de la criada. Pues decía que el melitarito, ofreciéndome dinero, quería colarse aquí. ¿Y entró?... Espere usted y seguiré contando. No pasaba de la esquina, y el amo le alcanzó á ver algunas veces. Porque el amo, aunque parece que no ve nada, lo oserva todo. Y ella, ¿qué decía?
Sostúvome la esperanza de la reconciliacion, mas esperé en vano; nuestro vínculo está disuelto, y yo recobro mi libertad . ¿Qué digo mi libertad? ¡La muger lo deja todo donde tuvo el primer tálamo, y solo el hombre recobra despues del divorcio su primer estado!
Vida de mis pensamientos Y de mis temores fríos; Descanso de mi esperanza, Fin de mis deseos cumplidos, Centro de aquestos sentidos Y cielo que el alma alcanza; Gloria que esperé y temí, Regalo que imaginé, Premio de mi pena y fe, Para quien sólo nací. Hálleme agora la muerte, Que esta noche me ha buscado.
»Pero, en fin, nuestro hombre invade de este modo el teatro y pide su asiento á los que ya están sentados en sus bancos; dícenle éstos que no lo hay para él, pero que probablemente faltará alguno de los espectadores que han pagado ya el suyo, y que espere, por tanto, hasta que salgan los tocadores de guitarra, y que entonces ocupe el asiento que quede libre.
Palabra del Dia
Otros Mirando