United States or Singapore ? Vote for the TOP Country of the Week !


Resentida profundamente Currita por lo que ella creyera desaire de la abdicación, había decidido al punto pasarse con armas y bagajes al enemigo, satisfaciendo de este modo sus femeniles deseos de venganza y realizando al mismo tiempo su continuo anhelo de dar que hablar a todo el mundo y ser siempre la primera de la primera línea.

Una vez puestos de acuerdo Alberto y el procurador, aquél ofreció a éste un cigarro de su preciosísima petaca, pero viendo que rehusaba la fineza, púsose a encender tranquilamente su habano y luego, acercándose a Amaury, díjole sin recatar la voz y como para vengarse del desaire curialesco: Ea, ya está todo listo y a punto; el duelo va a ser a espada.

Después se puso a recordar las circunstancias con que la había conocido, las misas que había oído sin atención por mirarla... , , ya me acuerdo... Yo decía: ¿Pero qué mirará ese señorito? Y del desaire que me hiciste en la romería, ¿te acuerdas, pícara? ¡Vaya si me acuerdo! ¡Me dio una rabia cuando usted vino a sacarme! ¿Por qué?

No he querido serlo... o mejor dicho, han tenido siempre los gobiernos buen cuidado de hacerme en las urnas cuanta guerra han podido. ¿No ve usted que a los gobiernos como los de España no les conviene en el Parlamento hombres como yo?... Ahora me ofrecieron un distrito; pero era con el fin de hacerme olvidar, ¡mentecatos!, el desaire de la embajada, y especialmente para atar mis manos en la prensa: pues ya saben ellos que tienen cada día la existencia pendiente de mi pluma.

Mas él no lo creía así, o sentía placer en agitarla con desvíos y seriedades injustificadas. No se pasaba un día sin que la buena señora experimentase algún desaire por parte de su protegido. Acaso ella tomase como tal lo que no era; pero el clérigo, conociendo el afecto susceptible y celoso que le profesaba, debiera mostrar más cuidado en evitárselos.

Don Gonzalo es mero instrumento y juguete de la omnipotente voluntad y de las negras tramas de Patricio, que le maneja como blanda cera, y explota sus rencores contra don Román por el desaire de las bodas. Vid. El Tío Cayetano, periódico político que Pereda y algunos amigos suyos publicaron en Santander en 1868.

Pero si no fue desaire repetía el Provisor dejándose llevar, y con el rostro hermoseado por una especie de luz espiritual de alegría que lo inundaba. , señor; y de todos modos, desaire o no, yo quiero dar una explicación a mi querida amiga.... ¡Al Espolón!

A la vara se le llamaba el gobierno de una casa; pero a la mujer briosa, como lo es la cordobesa, más le duele cuando la desdeñan que cuando le pegan: más la quebranta un desaire que una paliza. De todos modos, la mujer cordobesa, como las demás españolas, conserva siempre un manantial purísimo de consuelo para sus sinsabores y disgustos: este manantial es la religión cristiana.

Sólo por él, por salvarle... si mañana no tenemos la suma justa, la falsificación queda descubierta... ¡qué horror! a lo que se exponen estas criaturas sin discernimiento; porque Quilito lo ha hecho de inocente, de atolondrado... ¡Volver a casa de misia Petronila! ¿a qué? para sufrir un segundo desaire: no, lo mejor, es esto; Gregoria no puede negármelo: si no es para , ni para Pablo, es para el hijo de Pilar, una Esteven, ya que desprecia tanto a los Vargas, olvidando el apellido que lleva.

D. Joaquín fue el que se sintió quemado del desaire, originándose de la quema ciertos humos nobiliarios, que antes nadie había notado en él y que aparecieron de repente. Hasta entonces D. Joaquín había sido despreocupadísimo, pero, con el boato y magnificencia de su casa, se desenvolvieron en su espíritu los instintos de nobleza, combinados con la afición a la poesía.