Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de mayo de 2025
¿Yo graciosa?... ¡de ningún modo! Continúe usted su camino; entretanto yo voy a atravesar rápidamente el huerto para avisar a Martín. Iba a marcharse; de improviso se detiene pero se pone el índice sobre la nariz y dice: Espere; voy a pasar al otro lado para ir con usted.
Si viene Segunda, que espere en la escalera». Dio muchos besos a su hijo, de quien por primera vez en aquella ocasión se separaba, y salió, cerrando la puerta y llevándose la llave. «No sea cosa que alguien venga y... No, no me le quitarán; pero se han dado casos. Este ángel mío, veo que tiene muchos golosos. Y sobre todo esa envidiosona de Jacinta es la que más miedo me da.
Esperé un día, y como no aparecía nadie, creí que os habíais marchado y me fuí a Bayona y dejé las letras en casa de Levi-Alvarez. Luego tu hermana empezó a decirme: ¿Pero dónde estará Martín? ¿Le ha pasado algo? Escribí a Briones y me contestó que estabas aquí escandalizando el pueblo, y por eso he venido.
Pase que siempre me estés aburriendo con lo de ser yo rica y tú pobre, por supuesto, que no me ofendo; pase la manía de los celitos, que no tienen sentido común; pase el estarte sin venir tres y cuatro días seguidos, para que te espere con más deseo... No: por miedo a que tu padre adivine lo que ocurre.
La isla quedó no sólo á devoción de S. M., pero por suya, y el jeque por su vasallo, con pagarle lo que pagaban al turco, y el aduana rentará poco menos que hiciera de costa la guarnición. Y como comencé á fortificar, no esperé más poder ir á Trípol aquel verano.
Espere usted, señora... allí... parece que nos hacen seña... sí, a nosotras es. Ah, son ellos, sí... ¿Quién? El señorito Paco y don Álvaro. Petra notó que su ama temblaba un poco y palidecía. ¿Dónde están? A ver si podemos, antes que.... Ya no podían escapar. Don Álvaro y Paco estaban delante de ellas.
Jamás cambie usted respecto del sentimiento nativo que tiene usted tocante a las unas; y cuanto a los otros espere que llegue el día en que los conozca. «Escríbame con más frecuencia. No me diga que ya conozco su vida y que no tiene nada que referirme.
Quise saber quién era, y me detuve un poco cerca del farol, ocultándome detrás del quicio de una puerta. Era Joaquinita, sin duda alguna. Esperé un poco y los seguí con la vista hasta que entraron en casa de Montesinos. Pero ¿usted la conoce bien? preguntó el P. Narciso. Lo mismo que a usted.
Al oír estas palabras se dibujó una imperceptible sonrisa bajo el fino bigote del joven. ¡Bah! Cálmese usted, hija mía, y espere para contarme eso a que estemos libres de oídos indiscretos. La carretera no es realmente el lugar más a propósito para las confidencias.
A la puerta de la cámara real se le anuncia, que á él sólo se le permite la entrada, por cuya razón se ve obligado á despedir su acompañamiento. Un cortesano le dice que espere hasta que el Rey pueda recibirlo. Descontento de esta recepción, intenta alejarse de allí; pero las puertas se cierran y se lo impiden.
Palabra del Dia
Otros Mirando