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Actualizado: 21 de julio de 2025
Una vez que Elena no esté ante mi vista, y encerrada en un sitio seguro, yo no estaré ni apenada ni colérica. Me haréis compañía, y yo haré cuanto me sea posible para haceros agradable vuestra permanencia en mi castillo. Mi lenguaje os sorprende, ¿verdad? ¿No acostumbro a hablar tan amistosamente?
Cuando le vió entrar, la infeliz dijo, casi sin poder articular las palabras: ¡Ah! Lázaro, Lázaro, oye ... te diré ... espera. Pero la voz se le anudó en la garganta, y no pudo hacer otra cosa que llorar como un niño. ¿Qué me vas á decir? Calla exclamó Lázaro con voz colérica.
El conde siguió contemplándola con mirada colérica un buen espacio. Luego se alzó bruscamente y comenzó á dar paseos por la estancia. Al cabo de un rato miss Florencia levantó la cabeza y le dijo con acento más suave: Siéntate. ¿Qué mala hierba has pisado hoy? El conde vino de nuevo á acomodarse en la butaca, tomó uno de los hierros y escarbó la lumbre con ademán distraído.
Y mientras se le hinchaba el pecho, hirviendo en colérica indignación, el grupo de abajo era cada vez más íntimo, y Baltasar y Josefina conversaban con mayor confianza, aprovechándose de que el público, impresionado por la muerte del espía infame que, al fin, hallaba condigno castigo a sus fechorías, no curaba de lo que pudiese suceder por los palcos.
¿Pero qué es lo que ha de saber él? exclamó el tenaz bufón. Dorotea hizo un movimiento de colérica impaciencia. ¿Sois mi señor ó mi amigo? exclamó ¿pretenderéis que os diga lo que cuando no os he dicho ya, debíais comprender que no quiero, ó que no puedo deciros? Estás loca y es necesario perdonártelo todo, Dorotea.
Pero hija, Curra, ¿sabes?... Que abran esa ventana; si huele aquí a chamusquina, a cuerno quemado... Pues nada, hombre; un pincel viejo que tiré en la chimenea... Vamos, dejemos ya eso. ¿Has visto a Lilí?... Villamelón dio una gran palmada. ¡Mujer!... Se me olvidó... ¿Pues no te dije que fueras a verla? gritó Currita muy colérica. Pues, nada, hija, se me olvidó... ¿Qué vamos a hacerle?...
¡Márchate! dijo con voz colérica . Nada quiero saber de ti... Lo tuyo no me interesa, no deseo conocerlo... ¡Fuera de aquí! ¿Por qué me buscas? Pero ella no parecía dispuesta á cumplir sus órdenes. En vez de marcharse, se dejó caer con desaliento en uno de los divanes de la cámara. He venido dijo para rogarte que me salves.
Pero Venturita había observado el movimiento de Gonzalo, su sorpresa y las palabras que dirigió a Cecilia. Se puso colorada, y bajó la voz. Luego, observando la mirada burlona de su marido, le clavó otra, relampagueante y colérica. Mientras tanto, doña Paula explicaba a don Rufo la marcha de su dolencia.
Esta escena se repetía unas cuantas veces al día, siempre que alguna persona sospechosa, como ahora, llegaba con propósitos hostiles a la rectoral. El Cuco deploraba en su fuero interno que no le hubieran rapado mejor las orejas. Buenas tardes, D. Gil dijo la vieja, cambiando súbito la expresión colérica por otra sonriente, melosísima, dando muestras de que le conocía.
Al adivinar que alguien se mantenía cerca de él, no atendiendo sus órdenes, volvió la cabeza. El Fuentes estaba a pocos pasos. Le había seguido con el capote al brazo, fingiendo distracción, pero pronto a acudir en su auxilio, como si presintiese una desgracia. Déjeme usté, Antonio dijo Gallardo con una expresión colérica y respetuosa a la vez, como si hablase a un hermano mayor.
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