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Actualizado: 24 de septiembre de 2024
¡Pero estarás mejor aquí!... Tendrás fuego..., recibirás noticias nuestras todos los días... No, no quiero; quiero marcharme. El frío no me importa nada. Hace mucho tiempo que estoy encerrada; deseo tomar un poco de aire. ¿No salen también los pájaros? Los petirrojos se pasan fuera todo el invierno. Cuando era muy pequeña ¿no he sufrido hambre y frío?
En vez de guardar un discreto silencio, introducía la discordia en la casa con sus opiniones. Durante los primeros días de la guerra se mantuvo encerrada en su cuarto, reuniéndose con la familia solamente cuando la llamaban al comedor. Con los labios fruncidos y la mirada perdida se sentaba á la mesa, fingiendo no escuchar los desbordamientos verbales del entusiasmo de don Marcelo.
Dieron en usarse grandes, Y en aquel instante mismo Se despegaron las bocas, Y, dejando lo jasifo De lo pequeño, pusieron Su perfección en lo limpio De lo grande, hasta enseñar Dientes, muelas y colmillos.» En estos versos del clásico dramaturgo castellano está encerrada la evolución de la moda del afeite en el trascurso de su vida.
Aquella puerta prosiguió que estaba allá en lo más íntimo de mi sentido, abriose, como te he dicho, dando paso a una estancia donde estaba encerrada la idea que me persigue. ¡Ay, Nela de mi corazón, chiquilla idolatrada, si Dios quisiera darme ese don que me falta!... Con él me creería el más feliz de los hombres, yo, que casi lo soy ya sólo con tenerte por amiga y compañera de mi vida.
Otro día perdido. Jueves. Lloviznando. Cristeta, encerrada en casa, se distrae zurciendo ropa blanca. De rato en rato, hilos y aguja se le caen sobre el regazo. «Veremos... ya lleva tres ojeos. ¡Se me pasan unas ganas de hacerle señas para que se acerque!»
La señorita Guichard, encerrada en su cuarto, había analizado friamente la situación creada por la aparición del hijo adoptivo de Roussel en su vida, y no había podido menos de pensar que esa situación podía ser fecunda en ventajas, siempre que ella supiese aprovecharla en todo lo posible. Lo menos que podía obtener era sembrar la discordia y alterar las relaciones del pupilo y del tutor.
Los tres brazaletes de brillantes que había pedido á Simoun para enseñárselos á su señora, no eran para ésta, pobre india encerrada en un cuarto como una china, eran para una bella y encantadora dama, amiga de un gran señor, y cuya influencia le era necesaria para cierto negocio en que podía ganar en limpio unos seis mil pesos.
Las puertas que ponían en comunicación unos salones con otros estaban abiertas, dejando ver, fingida por los espejos, la perspectiva de una galería profunda, encerrada en marcos dorados, formada con imágenes de telas o tapices que, multiplicándose, se reproducían hasta confundir la vista con su último término vacilante y confuso.
Como si lo viera. ¡Y me harás creer tú a mí que no piensas en él!... Cuando una está encerrada entre tanta cosa de religión, misa va y misa viene, sermón por arriba y sermón por abajo, mirando siempre a la custodia, respirando tufo de monjas, vengan luces y tira de incensario, paice que le salen a una de entre sí todas las cosas malas o buenas que ha pasado en el mundo, como las hormigas salen del agujero cuando se pone el Sol, y la religión lo que hace es refrescarle a una la entendedera y ponerle el corazón más tierno.
De pronto, el cielo pareció escuchar aquella demanda, ciertamente justa, porque dos velas aparecieron a lo lejos; las dos cortaban el viento corriendo la una cerca de la otra, de modo que la embarcación del gitano debía encontrarse encerrada entre las dos o bien arrojarse a la costa; ¡y cuál no fue la alegría pública cuando reconocieron a dos escampavías del Gobierno que izaron el pabellón español, asegurándole con un cañonazo!
Palabra del Dia
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