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Actualizado: 24 de junio de 2025
Continuando nuestro paseo por el trascoro, atravesaremos ahora por debajo de otro grande arco ojival, compañero al que nos sirvió de ingreso al tramo de las dos portadas greco-romanas, cubierto por la alta bóveda plateresca del coro, y volveremos á entrar en la nave baja que circuye el gran buque de aquel, cubierta como dejamos dicho de bóveda ojival del siglo XVI . Nos hallamos en el ángulo S-O. de la catedral nueva, y tenemos enfrente la fachadita esterior del norte de la capilla de Villaviciosa, toda encerrada en un arco de herradura, en cuya archivolta labró el genio paciente y minucioso del renacimiento español veintidos compartimentos cuajados de lindas figuritas en sus correspondientes nichos.
Tornaba al palacio siempre fatigada y se apresuraba á lavarse las manos manchadas de tierra. Después se desayunaba en compañía de sus hijos, con los cuales permanecía encerrada en sus habitaciones toda la mañana, alternando los juegos con el trabajo. Eran las horas más deliciosas de su existencia.
De aquella hermosa muerta le había hablado un día que la acompañaba a Chillón; le había dicho cuán tierno había sido su cariño, qué parte tan grande de su ser estaba encerrada en aquella tumba, y ella le había pedido que siguiera hablandola de la muerta, y varias veces había repetido su ruego, había querido conocer los detalles de la vida de la joven, ver sus retratos, y con palabras cuyo secreto sólo ella poseía, había expresado la íntima dulzura del amor fraternal.
Cierre usted y vámonos. Queda aquí esa muchacha. Pues déjela usted encerrada y venga, porque esto no es cosa para andarse con peros.... ¿Pero qué hay? Sepámoslo. Hay que si usted no viene ahora mismo conmigo á la Fontanilla ... ya sabe usted ... el club de esos muchachuelos.... Si usted no viene conmigo, va á haber un conflicto. ¿Pero qué es ello, hombre?
Una vez que Elena no esté ante mi vista, y encerrada en un sitio seguro, yo no estaré ni apenada ni colérica. Me haréis compañía, y yo haré cuanto me sea posible para haceros agradable vuestra permanencia en mi castillo. Mi lenguaje os sorprende, ¿verdad? ¿No acostumbro a hablar tan amistosamente?
Continuábase alabando el valor de María y su virtud. ¡Ay Dios mío, el considerar que está una encerrada para siempre y llevando una vida de tanto trabajo!... La superiora, mirando para ella, exclamaba con cierta sonrisilla no muy tranquilizadora: ¡Pobrecita!, ¡pobrecita!
En el chalet rodeado de viejos árboles, sobre las hermosas barrancas de Belgrano, Adriana vive desde hace años retraída, encerrada, y contra todos los ruegos de Muñoz rehusa cualquier ocasión de mostrarse en sociedad. Ha esquivado relacionarse con las gentes que habitan los chalets vecinos. Como Julio, sólo tiene sombras de sentimientos.
Miraba en torno suyo, extraviada, como ausente; parecía no comprender ni ver. ¿De quién era esta arma? la preguntó el magistrado. Suya. ¿Podía alguien tomarla? ¿Dónde la tenía? Encerrada, escondida. ¿Ve usted dijo otra vez el juez, volviéndose hacia el joven que nada confirma sus acusaciones? ¿Insiste usted en ellas?
Ya era tiempo de que yo viniese para hacerte volver á la razón. Lea levantó la cabeza y dijo con gravedad: ¡Es verdad! Ya era tiempo, en efecto. ¡Ah! ¿Lo ves? exclamó Sorege triunfante. Lea le miró con sublime desprecio. Ha comprendido usted mal. Todo este día que he pasado encerrada, sola y reflexionando, ha estado lleno de malas horas. El peligro infunde sospechas y yo sé que corro peligros.
Como luz encerrada en un vaso opaco Que llena el interior de claridad, Sin que perciba el ojo indiferente La misteriosa lumbre que allí está. Imágen tomada de la sagrada Escritura. Con la cabeza de la fé en la almohada, Y en brazos de la inmensa eternidad. La muerte es un don bendito.
Palabra del Dia
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