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Actualizado: 11 de octubre de 2025
Cuando éste comenzaba a lidiar en las capeas, ya era él banderillero en cuadrillas de cartel y había venido de América, luego de matar toros en la plaza de Lima. Al comenzar su carrera gozó de cierta popularidad, por ser joven y ágil.
Hizo una pausa antes de reanudar su relato donde lo había abandonado. Digo que nos encontramos al anochecer en la taberna. Luego, como á las nueve, salimos, y sin saber por qué, me detuve en la puerta de un cinema, sintiendo deseos de entrar. Me atrajo un cartel con una alsaciana muy hermosa defendiéndose de un alemán feroz. Yo adoro esta clase de historias. Soy muy patriota.
Un señorito, por reírse de ellos, les dijo a la puerta de un café de la calle de las Sierpes que en Bilbao ganarían mucho dinero, pues allí no abundaban los toreros como en Sevilla, y los dos muchachos emprendieron el viaje, limpio el bolsillo y sin otro equipo que sus capas, unas capas «de verdad», que habían sido de toreros de cartel, míseros desechos adquiridos por unos cuantos reales en una ropavejería.
Cuando Dubreuil hubo acabado, se dirigió a su asiento, mientras decía: ¡Ya lo ven ustedes! ¿Y cómo tiene usted esto? preguntó Kasper. Ese cartel, hijo mío, está puesto en todas las esquinas. ¡Pues bien, no nos parece mal! dijo Materne asiendo el brazo de Frantz, que se levantaba echando chispas por los ojos . ¿Quieres fuego, Frantz? Aquí tienes mi eslabón.
Formábanlo dos anchos murallones de cartón, forrados en piel de becerro jaspeado, y en la fachada, que era también de cuero, se veía un ancho cartel con doradas letras, que decían al mundo y á la posteridad el nombre y significación de aquel gran monumento. Por dentro era un laberinto tan maravilloso, que ni el mismo de Creta se le igualara.
Trabajo le costó al barón apaciguar á su alborotado amigo, quien acabó por confesarle que sólo esperaba saborear un nuevo y gustoso guiso que en aquel momento le preparaban, para enviar también un cartel al mismo príncipe. Pero ¿estáis dejado de la mano de Dios? le preguntó el barón. ¿Qué os ha hecho el príncipe?
Yo le diré a vuestra merced que tan doctos, que habiendo catorce años que hago yo en Majalahonda -donde he sido sacristán las chanzonetas al Corpus y al Nacimiento, no me premiaron en el cartel unos cantarcitos que, por que vea vuestra merced la sinrazón que me hicieron, se los he de leer." Y comenzó desta manera: Pastores, ¿no es lindo chiste, que es hoy el señor san Corpus Criste?
Hoy hacen la... no me acuerdo cómo se llama; es una ópera nueva, muy buena, lo leí en el cartel al volver de misa, en la esquina del Ayuntamiento. Corre, vete por eso; oye, tráeme aquel alfiler del pelo, el de cabeza de dublé, que te costó dos reales. Ninguno de esos tipos está en casa.... Vamos a correrla todos.... Conque... ¡andando!
Allí no estaba mal; además, pensaba en el «cartel» que podía darle un largo encierro, en la admiración con que acogerían su salida los golfos albergados en las cuevas de los alrededores de Madrid.
Alzados ambos sobre los estribos y blandiendo las lanzas, era evidente que dirigían un reto á los caballeros ingleses. ¡Un cartel, por vida mía! gritó el barón, brillándole el único ojo que tenía descubierto. No se dirá que el barón de Morel ha rehusado tan cortés propuesta. ¿Y vos, Fenton?
Palabra del Dia
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