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Actualizado: 12 de junio de 2025
Volvió a contar las varillas de su abanico Verónica; calló también Sagrario, mirando el paisaje del suyo; y dijo a poco rato la primera, acaso por mudar de conversación, quizás porque realmente deseaba ver a su amiga apurar la materia a que se referían sus palabras: Volvamos un momento al caso aquel de tu teoría sobre... ¡Hola!... ¿Si te habrá caído en gracia? Se me ocurre un reparo que ponerte.
Despertóle esto la fundada sospecha de si la carta ocultaría algún lazo, y de nuevo renacieron sus temores; mas recordó luego las mojigangas ridículas y los aparatosos misterios de que suelen rodearse siempre los masones, y esforzóse por creer lo que más halagaba sus deseos y ahuyentaba sus recelos: que en todo aquello había tan sólo una broma impertinente y ridícula que había que apurar hasta el cabo, y que la carta de Pérez Cueto era el chasco de Carnaval que debía coronarla.
«Miren ustedes... hablando ahora con toda seriedad dijo, después de apurar bien el tema de las comidas, y pasando a ciertas ideas de cultura general . Yo he hecho una observación que nadie me desmentirá. «¡Pero qué tendrán que ver las pulgas...!». ¿Y sostienes tú que en Francia no hay pulgas? No las hay, créame usted, padrino, no las hay.
Hay, pues, que agradecérselo, teniendo siempre en cuenta que, al escribir su libro, no se propuso ni pudo nunca proponerse decir la última palabra sobre la materia, ni apurar todas las investigaciones posibles sobre los autores y sus escritos, ni dejar un monumento que fuese de todos los tiempos, acerca de nuestra literatura dramática.
De Octavio Rodríguez á la condesa de Trevia. SERÁ forzoso, pues, que sucumba? ¿El cáliz de la vida habrá agotado para mí su licor dulce y chispeante? ¿No he de apurar ya más que sus heces amargas?
Tiene las prendas con que se cubre, destrozadas y llenas de remiendos, la gorra reluciente de mugre, las manos guarnecidas por escamas de roña, los ojos legañosos y el bigote quemado de apurar colillas; todo él es seboso y hediondo. Sus compañeros le llaman Pachín el Guarro.
Postrado en el suelo, en un rincón del cuarto, rodeado siempre por la más completa obscuridad, pudo oír que un carruaje acababa de detenerse bajo de los balcones, y al rato, que se abría y cerraba con gran cuidado la puerta de calle: sintió en seguida pasos en la gran escalera: quiso llamar para apurar a los que venían, pero la palabra se ahogó en su garganta y tuvo que esperar: oyó los pasos en el vestíbulo y unos segundos después el ruido de una llave en la cerradura de la puerta de la habitación en que se hallaba: la puerta se abrió y dio paso a alguien: el frou-frou de la seda le indicó que era Blanca que regresaba.
Digno de alabanza especialmente es el método racional, que observa para apurar hasta el extremo el fondo de sus argumentos, y lo es tanto más, cuanto que la mayor parte de los dramáticos de su época se distinguen por el defecto contrario.
Pero... ¿qué diablos le importará a usted que salga así o de otro modo? le interrumpió Cristeta con dureza; y en seguida, deseando apurar la situación, añadió : ¿Imagina usted que voy a creer en esas delicadezas? ¿Se le dicen de veras semejantes cosas a una actriz de este teatro? No deseaba ella sino que don Juan cayese en el lazo y hablara más claro.
Después, su propia impaciencia... los celos hicieron lo demás. Debe ser una niña nerviosa... Enamorada le interrumpió la Condesa. ¡Pobre criatura, da lástima!... Pero lo hecho no basta. Cuando pase más tiempo... Ni su padre, ni ninguno de los que la rodean, conoce la causa de su abatimiento: creen que está enferma. Hay que apurar más las cosas, no despreciar los momentos, influir en su ánimo.
Palabra del Dia
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