Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de noviembre de 2025
Le supliqué que abreviase, pero tuve que sufrir un exordio, preparado de antemano, sobre los penosos deberes de la amistad y sobre el esfuerzo que le imponía su vivo interés por mí... Por fin habló. Trátase, en efecto, de Lautrec y ha sido la de Jansien la que ha puesto en circulación el rumor. Bromeó sobre eso con Kisseler, el cual fue, muy indignado según parece, a contárselo a la Marquesa.
Era menester más dominio sobre la natural condición para vencer en esta lucha que el del esparciata que sin verter una lágrima y sin lanzar un quejido se dejó desgarrar el cuerpo por las uñas de una fiera. Ni enojo, ni envidia, ni celos, ni amor se propuso mostrar el P. Enrique, sino amistad finísima e inalterable como siempre.
Ni remotamente tenía yo derecho a imaginar que las caritativas visitas que usía me hizo, después de mi conversión, más aparente que real, le enlazaban conmigo, por ningún estilo, y le ponían en la obligación de consagrarse a mi persona con amistad exclusiva y única y de ser constante compañero mío en la penitencia, cuando nunca lo fue en el pecado.
Don Gaspar concedía a su hija la libertad razonable para que no la desease tan completa que le fuese dañosa: con él asistía Helena a las diversiones que le agradaban y a las visitas con que se conserva la amistad; a misa y tiendas iba con su prima doña Flora, solterona, pobre, de ellos cariñosamente amparada e incapaz de tolerar la más leve imprudencia: primero por severidad de principios y luego por miedo a ser arrojada de una casa donde nada le faltaba.
Dios es Dios, que te vendimie de camino». Había confesado este, y era tan maldito que traíamos todos con carlancas, como mastines, las traseras, y no había quien se osase ventosear, de miedo de acordarle dónde tenía las asentaderas. Este hacía amistad con otro que llamaban Robledo y por otro nombre el Trepado.
Levantábanse temprano por el hábito de madrugar, y andaban toda la mañana por las calles o por el muelle en pandillas de seis u ocho mirando la entrada y salida, la carga y descarga de los barcos. Después de comer se iban al entresuelo del café de la Marina o al de la Amistad, y pasaban tres o cuatro horas jugando o mirando jugar al billar. «¡Anda, bolita de hueso, anda, entra en cabaña!
Para ello se me encargó por la Superioridad procurase medios de hacerles entender los deseos que animaban á S. E. de entablar una amistad mas íntima con dicho cacique ulmen, y que á la manera de su compañero se prestase á venir y recibir personalmente las mas seguras pruebas de sinceridad de ella.
Tanto puede el tenaz recuerdo de la tierra donde se ha nacido aun en aquellos que menos lo imaginan. Nada escribe Pacheco sobre si en Nápoles trabó su yerno amistad con Ribera.
Magdalena, ya no necesito de usted, no quiero más ayuda ni más nada... No quiero un socorro, comprado tan caro, a costa de una amistad que he hecho demasiado pesada y que acabaría por matarla a usted. Que sufra o no, a mí solo importa. Mi alivio emanará de mí mismo, mis miserias me conciernen a mí solo, y cualquiera que fuera el final de ellas ya no alcanzará a nadie más que a mí.
Todo su ser estaba consagrado a la salvación de Germana; toda su alma luchaba contra el peligro presente con una voluntad de hierro. Jamás el genio del bien había adoptado un aspecto más feroz y más terrible. Se leía en su rostro una abnegación furiosa, una amistad exasperada, una ternura irascible. No era ni una mujer ni una enfermera, sino un demonio femenino que disputaba su presa a la muerte.
Palabra del Dia
Otros Mirando