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El no tenía bienes raíces de ninguna clase, no estaba inscripto en el gran libro, no debía de tener tampoco economías. Sumando su sueldo con el sueldo de los pececillos, el total no alcanzaba, con las mermas del descuento, a seis mil duros.

Daraga cuenta con una población de 19.252 almas, repartidas en su caserío, sumando 5.025 tributos. A las escuelas concurren por término medio unos 150 niños y 120 niñas, sabiendo el español 15 de los primeros y 5 de las segundas. Hay radicados 10 europeos y 77 chinos. Se registraron 869 bautizos, 111 casamientos y 631 defunciones. Fueron procesados 9 individuos.

A medida que prolongamos una línea finita, ¿nos acercamos á la infinita? Cierto, en cuanto acercarse significa poner cantidades que se encuentran en aquello á que nos acercamos; pero que esta diferencia pueda asignarse. No hay comparacion, entre lo finito y lo infinito; y por consiguiente, no es dable asignar la diferencia. Sumando todas las líneas finitas, ¿se formaria una infinita?

Limitose, con respecto a sumando, a llamarle torpe y hablador, indicando ligeramente la idea de un desagravio, tanto menos doloroso, cuanto que Aldea no había recogido públicamente la ofensa; pero luego, a solas, con el ceño adusto y la mirada triste, abría a su mortificación libre salida, dando desahogo a su pena; arrojaba con desprecio sus alhajas en el sortijero: al no hallar lo que buscaba, cerraba con fuerza los cajoncitos de sus mueblecillos maqueados; recogía como con ira el abanico escurrido hasta la alfombra desde su falda de seda, y, al verlo en sus manos, metía distraídamente los dedos entre las varillas, o desgarraba el país con las sonrosadas uñas.

Sumando con ellos las recíprocas a que ésta tenía notorio derecho, y no se le escatimaban ciertamente; su turno en el Real; su día de moda en el Español y en otros teatros más; las indispensables exhibiciones en carruaje abierto; las tareas distinguidamente devotas y benéficas de la marquesa, que a la sazón era presidenta y directora de no cuántas congregaciones cristianas, particularmente la de las Madres ejemplares, fundada por ella, y la de Doncellas humildes y temerosas de Dios, a la que pertenecía la hija, y por eso concurría a sus asambleas cada miércoles y comulgaba dos veces cada mes en las Calatravas; y, por último, sus excursiones veraniegas por todo lo más distinguido y más caro de las regiones europeas a estos esparcimientos destinadas por la moda, ¿qué extraño es que no le quedara una sola hora, un solo minuto para vivir en familia, para mirar por dentro las prosaicas mecánicas de la vida normal, para traer a las mientes las cuerdas advertencias del olvidado abuelo..., para contemplar, siquiera, desde el punto de la pendiente rápida en que se hallaba, el necesario e inevitable paradero, término fatal y merecido remate de tan locos despilfarros?

El Comendador tenía poquísimo más capital, sumando el valor de algunas finquillas que había comprado cerca de Villabermeja, y lo que tenía en varias casas de banca en la Gran Bretaña y en Madrid. Su decisión, á pesar de la pesadumbre, fué firme, con todo. El Comendador sabía y estimaba cuánto vale el dinero. La vanidad de haberle adquirido diestra y honradamente le daba para él mayor hechizo.

Facundo no había encontrado tanto armamento como el que resultaba de los cómputos que podían hacerse sumando el que existía en la provincia en tal época, más el traído de Tucumán, de San Juan, de Catamarca, etc. Otra circunstancia singular agrava las sospechas que en el ánimo de Quiroga pesan contra el gobernador.

Al día siguiente, bien de mañana, estaba ya en su bufete, sumando y figurando cantidades de un valor inmenso, y sin embargo de tener a mano el dinero que su familia le envió para el viaje, me rogó que le prestase tres monedas que fuesen de una a otra mayores en otro tanto.

En el gabinete de lectura, Trifón Cármenes repasando Ilustraciones antiguas; en el tresillo ni un socio; no le quedaba más que el dominó, que le era antipático por el ruido de las fichas y por aquello de estar sumando sin parar.

Explíquese usted estos arrechuchos de la vida, o estos misterios del corazón humano, como diría Aljófar, que, aunque desdentado y ronco, todavía canta y engulle.» Y volvía a sonreírse, y continuaba haciendo cálculos y sumando guarismos. En eso se entretenía y casi del mismo modo pensaba la mañana siguiente al día en que ocurrió lo que se refiere en el capítulo anterior.