United States or Guatemala ? Vote for the TOP Country of the Week !


Eran las habitaciones más frías, pero también las más alegres de la casa. Las pocas veces que el sol se dignaba salir en Nieva, iba derecho a alojarse en ellas; las invadía sin miramientos como un huésped soberano, y se pasaba el día en su interior reflejándose en los espejos, matizando el raso de las sillas, estropeando el charol de los armarios y regalándose, en fin, de mil diversas formas.

En realidad, aparece cargada de tantas inmundicias, que hasta es viscosa. No se ve luz bajo la sombría bóveda, sino de trecho en trecho, en que algún rayo de sol pasa por entre barrotes de hierro, reflejándose sobre las viscosas paredes.

Un animal sombrío igual, en opinión de Ferragut, á un alguacil del Santo Oficio iba por la parte alta de los estanques, pasando de vidrio en vidrio y reflejándose como un animal doble cuando llegaba á la superficie. Era la raya, de cabeza chata, ojos feroces y cola da látigo, moviendo el negro manteo de sus alas carnosas con una lentitud que rizaba los bordes.

En estas prolongadas vigilias su cerebro se turbaba, y entonces creía ver visiones que flotaban ante sus ojos; quizás las percibía confusamente á la débil luz que de ellas irradiaba, en la parte más remota y obscura de su habitación, ó más distintamente, y á su lado, reflejándose en el espejo.

Con esto, dotado de una inteligencia enorme y de un temperamento excesivamente nervioso. Esto dependía, sin duda, del desequilibrio que existía entre aquel cuerpecillo minúsculo y su espíritu poderoso. Era sensible, puntilloso, tierno, irascible, terco y goloso, reflejándose en él alternativamente mil sentimientos opuestos, todos expresados con igual viveza.

Cubría las paredes rico damasco verde con el tono del mirto; los muebles, tapizados de brocatel algo más claro, eran de hechura antigua; la alfombra gruesa y casi blanca: del techo pendía una enorme araña de cristal con muchos colgajillos prismáticos y, bajo ella, sobre una mesita de mosaico, se veían varios libros ricamente encuadernados, reflejándose todo en grandes espejos con marcos de hojarasca dorada.

Y quedó inmóvil y silenciosa con los ojos en lo alto, reflejándose en sus córneas la luz de la luna con una humedad lacrimosa. Rafael veía de vez en cuando agitarse su cuerpo con misteriosos estremecimientos, extenderse sus brazos, cruzándose tras la dorada cabellera con desperezos que hacían crujir la blanca envoltura, poniendo en voluptuosa tensión todos sus miembros.

La música rompió a tocar, chillaron los cornetines, sonaron el bombo y los platillos como una tempestad lejana, y por toda la plaza se esparció un ambiente de bienestar, reflejándose en los rostros. La Marsellesa... ¡y el gobierno en la hoguera! ¿Qué más podían pedir? Y el entusiasmo meridional, caldeando los cerebros, hacía pasar ante los ojos risueños espejismos.

Centenares de luces brillaban en dorados candelabros, reflejándose en mil chispas de varios colores sobre los vasos tallados y los vistosos jarros llenos de flores y frutas. El mismo desorden que allí había, como en todo lo perteneciente a lord Gray, hacía más deslumbradora la extraña perspectiva del preparado festín. Al fin, mostrando impaciencia, dijo el inglés: Ya no pueden tardar.

Sus oídos zumbaban; sus ojos, cegados momentáneamente, contemplaron un cielo inmenso de color de rosa, el mismo rosa pálido y jugoso de la carne femenil. Algo entraba por su nariz, en doble columna embriagadora, que estremecía su cerebro, reflejándose con la violencia de un latigazo al otro extremo de su organismo.