United States or Tokelau ? Vote for the TOP Country of the Week !


Oyó Roger las pisadas de su amigo en la escalera, y dirigiéndose después á la ventana contempló el paisaje iluminado por la luna. Por aquella parte del castillo se extendía una ancha faja de terreno cubierto de menuda hierba y algo más lejos dos bosquecillos separados por un espacio descubierto en el que sólo crecían algunos matorrales, plateados por los rayos de la luna.

Falleció la Montansier el día 13 de Julio de 1820, á la edad de noventa años. El público que concurría á los jardines del Palais-Royal, conocía de vista á esta viejecita de cabellos plateados, que todas las tardes, desde su ventana, posaba la mirada de sus largos ojos inteligentes sobre aquella multitud, donde ya no quedaba ninguno de los hombres que la amaron.

Y en los brazos de estas Venus de plateados cabellos siguió recogiendo el merecido premio a su prudencia y bravura. Como el cartaginés Aníbal, Patiño sabía variar en cada ocasión de táctica, según la condición y temperamento del enemigo. Con ciertas plazas convenía el rigor, desplegar aparato de fuerza. En otras era necesario entrar solapadamente sin hacer ruido.

En el fondo, entre los líquenes verdes y las piedrecitas de colores, aparecían rojos erizos de mar cuyos tentáculos blandos se contraían al tocarlos. En la superficie flotaba un trozo de hierba marina, que al macerarse en el agua, quedaba como un ramito de filamentos plateados, una pluma de gaviota o un trozo de corcho.

Fernanda no vaciló un instante. Lo vio y lo conoció tan claramente que pudo hasta advertir las señales que el tiempo y los cuidados habían impreso en su semblante. Le pareció más viejo; creyó ver en su luenga barba rubia algunos mechones plateados. Al mismo tiempo en sus ojos, posados un instante sobre ella, adivinó el sufrimiento, el hastío, algo triste, que le impresionó alegremente.

Era un escuadrón de coraceros, la mejor caballería del ejército de Dupont. Todos los jinetes contemplamos el resplandor de las bruñidas corazas, en cuyos petos el sol naciente producía plateados reflejos; y después de mirar aquello sin decir nada, nos miramos unos a otros, como si nos contáramos.

Cerciorose asimismo de que una cartera de cuero de Rusia y plateados remates que pendiente de una correa llevaba terciada al costado, abría y cerraba fácilmente con la llavecica de acero, que volvió a guardar en el bolsillo del chaleco, con cuidado sumo.

Precedidos por un hombre rubio y flemático con galones plateados en las bocamangas y la gorra, iban los tres visitantes por entre las máquinas enclavadas en el fondo de este espacio cuadrangular. Las paredes subían lisas, iguales, sin una ventana, sin el menor resquicio, unidas por las diversas galerías y la plataforma.

Eran algo mayores que pichones, casi del tamaño de gallinas, con la cabeza de un amarillo dorado en la parte inferior y verde oro en la superior; el dorso era castaño con reflejos también dorados, la cola rizada, de tonos multicolores, lo mismo que las alas, de debajo de las cuales les salían como una especie de borlas de fino plumón amarillo pálido con reflejos plateados.

Vestía calzón corto y media de lana con ligas de color, chaleco con botones plateados, colgada del hombro la chaqueta de paño verde, sobre la cabeza la montera picona de pana negra y en la mano un largo palo de avellano. Si no por el valor indomable, resplandecía en las peleas por su consejo, cuerdo siempre y atinado, por la astucia y el artificio de sus trazas.