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Ven acá, hereje y mal nacido; ven acá y huele, y dime si esto huele á capón relleno. Y asió á Cosme Aldaba del cogote, le llevó á la hornilla y le hizo meter casi las narices en la cacerola. Después le arrojó de y le plantó cuatro ó cinco cintarazos. Aldaba huyó dando gritos.

Dejó que se aproximara, y cuando ya estaba cerca de la puerta de Pepe, salió de pronto de la oscuridad y se le plantó delante. Buenas noches, Antoñico. El amante de la maga dió un salto atrás y echó una ansiosa mirada á los lados, sin duda con intención de huir.

Al mismo tiempo dió un paso hacia la joven; pero ella retrocedió y sacando apresuradamente otro fósforo encendió la bujía. Luego se plantó delante de él erguida, altanera, pálida, clavándole con furor sus ojos llameantes. Hubo un momento de silencio. La cólera le apretaba la garganta, no dejando salir las palabras. Al fin exclamó con voz alterada, extendiendo la mano: ¡Sal de aquí, canalla!

Y diciendo esto, sin atender a más razones, se echó como loco sobre ella, y tan de repente, que ella no pudo sustraerse a sus abrazos y a sus besos. Cinco o seis, que en el número no están de acuerdo los historiadores, le plantó en las frescas mejillas, que se pusieron rojas como la grana. Y no contento, le buscó la boca para besársela, y se la halló y se la besó.

En la obscuridad del Parque no vio más que las sombras de los eucaliptus, acacias y castaños de Indias; y allá a lo lejos, como una pirámide negra el perfil de la Washingtonia, el único amor de Frígilis, que la plantó y vio crecer sus hojas, su tronco, sus ramas. Esperó en vano.

Su hermana no le abandonaba. Acosábalo con atenciones, y hasta había logrado hacerle tragar una copa de coñac. Visanteta acababa de servir el café a los dos señoritos recién llegados, cuando la llamó su ama. Di a Adela y a Nelet que entren. Toda la servidumbre de la casa se plantó a estilo de coro de zarzuela ante el sillón de la señora.

Aquí reposaremos sin reposo. Que mal pueden tenerlo los hambrientos. Trataremos del trance doloroso De la infeliz armada, y sus descuentos: Hambre, muerte, tristeza, lacrimoso Planto, suspiros, gritos y lamentos, Dar

Luego se quitó de cuentos, y cogiendo a la pobre modista por un brazo, la plantó en la calle, sin darle tiempo a que se pusiera la mantilla. ¿Has visto qué pedazo de bárbaro?... Milagros se desmayó. Tuvimos que aplicarle éter y qué yo qué más cosas... En fin, por sacarla de este compromiso, he tenido que traerme a casa las telas y la modista para hacer aquí la labor.

9 Y comenzó a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y la arrendó a labradores, y se ausentó por muchos tiempos. 10 Y al tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; mas los labradores le hirieron, y enviaron vacío. 11 Y volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, herido y afrentado, le enviaron vacío.

Cuando dió el salto para cogerse a las rejas, el terrible Piscis se había vuelto ya y le vió. De dos brincos se plantó debajo del corredor, antes que el intruso pudiera montar sobre la barandilla, y con su famoso roten, le descargó en las espaldas tal garrotazo, que el pobre hombre soltó las manos y se dejó caer al suelo.